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Hartazgo de las mujeres jóvenes

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Por: Gisela Sánchez Díaz de León

Este agosto la violencia institucional contra las mujeres tocó fondo, cuando el gobierno de la Ciudad de México puso en duda la violación de una joven por cuatro policías acusó de violentas a las jóvenes protestantes en su manifestación con brillantina rosita morada y para colmo, no las invitó a la mesa de diálogo con feministas históricas, y las descalificó con un discurso que nombra primero a la violencia contra los policías y no a la violencia contra las jóvenes.

Las manifestaciones feministas de apoyo el viernes 16 en Querétaro y otras ciudades del país, fueron pacíficas, como suelen ser las manifestaciones feministas, a excepción de la Ciudad de México, en la que se ve claramente que hubo infiltrados, pero que también hubo paredes rayadas y vidrios rotos, expresiones de hartazgo ante la violencia.

En su mayoría asistieron jóvenes y adolescentes y se entiende, pues ellas son las principales víctimas de desapariciones, feminicidios, acoso y violencia sexual, violencia estructural que sigue subiendo en escalada: hace dos años las estadísticas mostraban que México tenía el índice más alto de feminicidios en Latinoamérica; 7 diarios y ahora, dos años después, son 9 mujeres las que matan diariamente, sin que haya una clara voluntad política y social de erradicar los feminicidios y la violencia contra las mujeres.

Cada día la violencia feminicida es más alarmante, impacta saber de dos feminicidios cercanos, de trabajadoras del Estado: en Ciudad de México de una trabajadora de la Comisión de Derechos Humanos y en Querétaro Diana, trabajadora del municipio, que no fue buscada más que por sus familiares y no por Nava, su jefe, el presidente municipal, quien se ve sumamente mal al publicar que va a apoyar a la familia con los gastos funerarios cuando no fue capaz de buscarla cuando era necesario, de inmediato.  Si así trata a sus trabajadoras, que podemos esperar las ciudadanas de a pie.

México ocupa el primer lugar a nivel internacional en miembros de la OCDE no sólo en feminicidios, también en abuso sexual en la infancia. Querétaro también ocupó el primer lugar en egresos hospitalarios por abuso sexual en la infancia, junto con Tlaxcala, en el 2018.

Querétaro ocupa el segundo lugar  entre los estados más injustos con las niñas y las mujeres, después de Sonora, de acuerdo al último informe de GIRE.

No hay causales de aborto legal en caso de peligro de muerte o daño a la salud de la mujer. Es legal en caso de violación, pero igual no se aplica.

La violencia institucional en Querétaro está respaldada por leyes anacrónicas y por leyes que no se cumplen. Una Ley anacrónica es por ejemplo, el artículo 2  de la Constitución modificado hace 10 años por unanimidad: “ El Estado respeta, reconoce, protege y garantiza el derecho a la vida de todo ser humano, desde el momento de la fecundación, como un bien jurídico tutelado y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta la muerte.”  

¿Cuándo ocurre la fecundación? Nadie lo sabe, estamos gobernadas por una creencia metafísica.

La concepción si es detectable con pruebas de embarazo, la fecundación aún no es detectable, a menos que sea in vitro. Se dice que un  ovulo mide poco más de 1 mm, es decir, el tamaño de éste punto. Y el espermatozoide es miles de veces más pequeño.

¿Acaso no es anacrónico que le den derechos de reputado nacido a un ovulo fecundado del tamaño de un punto de 1 mm?  Con iguales derechos que una mujer,  una ciudadana que siente, piensa, participa en la vida pública,  pero sin poder tomar decisiones autónomas sobre su propio cuerpo. Ahí empieza la violencia simbólica contra las mujeres y luego se continúa con las políticas de ultraderecha que le niegan educación sexual, anticonceptivos y acceso al aborto legal.

¿Qué hacer? Fortalecer la autoridad de las mujeres sobre su cuerpo y su vida, tal como dicen las consignas de las marchas: “Mi cuerpo es mío y yo decido”

Fortalecer el cuidado personal, grupal, de redes de las mujeres, ya que la policía no nos está cuidando

Hacer cumplir las leyes que previenen la violencia: Ley de Igualdad entre mujeres y Hombres, Ley de Acceso de las Mujeres a Una vida Libre de Violencia, y todas las leyes nacionales y tratados internacionales que promueven la igualdad y no discriminación

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