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De la Pax laboral al internacionalismo proletario: A propósito de la huelga de la UAW.

Por: Andrés Peñaloza Méndez.

Entre las herencias neoliberales que siguen arrastrándose está la desgastada narrativa de la Pax laboral. Mantener a raya a la clase trabajadora para evitar estallidos huelguísticos y, suprimir o acotar cualquier signo de libertad y autonomía sindical.

La pax laboral, expresa el pacto de impunidad y complicidad de la patronal con autoridades y dirigentes charros (líderes sindicales corruptos, vitalicios, gansteriles y sin legitimidad). Las elites políticas y económicas justifican la pax laboral por la estabilidad alcanzada en prácticamente cuatro décadas. La realidad, en cambio es otra.

En dicho periodo, la precariedad laboral y el deterioro salarial alcanza niveles inauditos, del todo reprochables al empobrecer a millones de familias proletarias. En el discurrir de la presente administración han estallado 39 huelgas (nueve en 2019 y también 2020; dos en 2021; doce en 2022 y siete a agosto de 2023).

 Un crecimiento exponencial, si se parte del nulo registro en 2018 o la solitaria huelga en 2017. Sin embargo, cantidad pírrica, el 0.0036%, respecto al universo patronal registrado ante el IMSS. Lo anterior expresa el férreo control patronal apenas maquillado con el gatopardismo laboral en curso.

Tras una prolongada serie de derrotas obreras, pausadas por heroicas pero escasas victorias, el sedimento de las múltiples luchas locales, nacionales e internacionales, despejó el escenario para modificaciones a las legislaciones laborales, menos adversas a la organización y acción sindical.

Las últimas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo en México, están asociadas a la agenda laboral incluida en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (ahora renombrado TMEC), impulsadas desde los años noventa del siglo XX por las centrales sindicales de Estados Unidos, Canadá y el sindicalismo independiente mexicano.

La necesidad de recuperar espacios y membresías perdidos durante los años neoliberales en el alicaído sindicalismo norteamericano, empieza a mostrar resultados. Las huelgas, selectivas previa a su generalización, por parte del sindicato United Auto Workers (UAW), estalladas el 14 de septiembre, en plantas de los tres grandes de Detroit (The Big Three): Ford, General Motors y Stellantis -otrora Chrysler y ahora firma franco-ítalo- estadounidense- expresan el potencial social y político del sindicalismo cuando este se moviliza al grado de suscitar el apoyo genuino de la opinión pública e incluso, simpatías oportunistas de la clase política (en este caso tanto el presidente Biden como el opositor conservador Trump, muestran su apoyo a la UAW).

Bajo las consignas “Ponerse de pie. Por nuestras familias. Por nuestras comunidades. Contra la codicia corporativa” la dirigencia de la UAW exhibe las ganancias extraordinarias por 250 mil millones de dólares obtenidas en la última década, por las transnacionales Ford, General Motors y Stellantis/Chrysler, en la región Norteamérica, con las cuales pueden atender las demandas de los 150 mil trabajadores sindicalizados.

Además de incremento salarial de 36 a 40% en los próximos cuatro años, monto contrastante con las estratosféricas remuneraciones de los principales ejecutivos de estas transnacionales quienes reciben 281 (Ford), 362 (General Motors) y 365 (Stellantis), veces más que un obrero promedio. La abismal brecha son los años que tendría que acumular anualmente de su salario ese obrero promedio (1)

Las peticiones obreras se dirigen a lograr:

Salario igual para trabajos iguales con la finalidad de acabar con abusos hacia los trabajadores eventuales o empleados por subsidiarias generando trabajadores de segundo nivel; toda vez que perciben muy por debajo de los 32 dólares por hora que gana un operador sindicalizado promedio. Restaurar los ajustes por alzas en el costo de vida emulando el mismo aumento promedio del 40% que recibieron los ejecutivos;

Eliminar las diferencias en los contratos por antigüedad y modificaciones en sus planes de pensiones;

Mejorar la seguridad laboral y pactar una transición justa hacia la fabricación de vehículos eléctricos, más aún cuando la transición recibe cuantiosos estímulos y subsidios gubernamentales, pero los trabajadores, por ejemplo, en las nuevas plantas de baterías están sometidos a empleos de bajos salarios y alto riesgo;

Detener despidos y cierre de plantas, incluyendo aquellas rentables y no obstruir la representación sindical de la UAW en las diez fábricas de baterías para los vehículos eléctricos constituidas conjuntamente con empresas surcoreanas, principalmente.

Despertar el internacionalismo proletario.

Tan sólo en las 700 plantas del sector de autopartes se emplean más de 900 mil personas; la producción el año pasado fue equivalente a los 104 mil 847 millones de dólares; representa el 7.7% del PIB manufacturero y coloca a México como el 4º productor mundial. De la producción de autopartes se exporta el 86%.

En la zona norte se concentra el 51.9% de la producción (Coahuila: 15.2%; Chihuahua, 13% y Nuevo León, 11.2%).

En el Bajío se fabrica el 30.1% (Guanajuato, 10.9%; Querétaro, 6.6% y San Luis Potosí 5.5%) y en la región Centro, el 14.9% (Estado de México, 6.2%; Puebla, 5.8% y Morelos 1.5%).

Las exportaciones de México hacia Estados Unidos y Canadá alcanzaron los 79 mil 500 millones de dólares en 2022, mientras que las importaciones registraron 34 mil 800 millones (2); en consecuencia, las repercusiones de las huelgas en las plantas de Ford, General Motors y Stellantis, en la industria de autopartes y la automotriz en general, empezará a resentirse en la vida laboral a pesar del silencio de las dirigencias sindicales charras.

Las decenas de empresas vinculadas a la proveeduría de estas transnacionales en paro debe concitar la solidaridad y concientizar en que el verdadero triunfo obrero radica en la unión extendida del proletariado y no en éxitos inmediatos o aislados.

Elevar la mira e intensificar la propaganda en las plantas donde sobrevendrán afectaciones al extenderse las huelgas en los Estados Unidos, es central para sensibilizar y despertar el internacionalismo proletario y avanzar en la independencia sindical.

SIC mx

__________________

1. Miguel Jiménez, El País, 18 de septiembre de 2023.

2. Datos obtenidos en la página de la Industria Nacional de Autopartes, A.C. Fuente: https://ina.com.mx

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