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Palacio de Bellas Artes Cumple 86 años.

“Cuando se inició la excavación de los cimientos se desenterró una fuente cuyos mosaicos pintados lucían caracteres adornados con flores, ornamentos, y una pieza que simbolizaba la música (…) En ese sitio hubo, en otro tiempo, un templo azteca consagrado a las artes; una maravillosa coincidencia de las que abundan en la historia”.

El Palacio de Bellas Artes formó parte del conjunto de arquitectura monumental impulsado por el presidente Porfirio Díaz para celebrar el primer centenario del inicio de la independencia de México. El proyecto original para la construcción del que sería el Nuevo Teatro Nacional, data de 1901, cuando el Gran Teatro Nacional fue demolido para ampliar la calle del Cinco de Mayo.

A principios de 1900, el gobierno mexicano compró el Gran Teatro Nacional y un año después inició su demolición. Al respecto El Imparcial publicó: “los trabajos de demolición del Teatro Nacional se han llevado con la mayor actividad (…) El Teatro va a ser totalmente demolido, para después levantarlo”.

Por otra parte, El Mundo Ilustrado comentó: “y así, en todo, para evolucionar, es preciso remover obstáculos. Hoy, es una nota de actualidad, la demolición del primer teatro metropolitano. Multitud de personas contemplan diariamente el derrumbe de los fuertes muros, ven al descubierto, entre maquinaria desvencijada, telares carcomidos y abiertos escotillones, aquel escenario, amplio recinto, que por tantos años fue secretere de todas esas interesantes historietas que se designan con el nombre genérico de ‘vida entre bastidores’”.

En 1904 se iniciaron las obras del Nuevo Teatro Nacional, que estaban planeadas para concluirse en cuatro años. Sin embargo, no se concretaron en el plazo propuesto debido a las dificultades económicas y a la inestabilidad del suelo. Además, el inicio del movimiento armado de 1910 provocó que la construcción se retrasara; en marzo de 1916 se detuvo totalmente, cuando Adamo Boari, –encargado de su edificación junto con Gonzalo Garita–, se marchó del país.

Los gobiernos revolucionarios de Carranza y Obregón no abandonaron el proyecto e intentaron, en vano, concluir la magna obra. A pesar de que no estaba terminado, el inmueble fue utilizado para realizar eventos importantes de la capital.

En 1930, el entonces presidente Pascual Ortiz Rubio emitió un acuerdo para la terminación del Teatro Nacional. Se designó al arquitecto Federico E. Mariscal, quien rompió con el estilo original arquitectónico art nouveau de Boari y aplicó el art deco.

Después de 30 años, la obra fue terminada bajo el nombre del Palacio de Bellas Artes; se inauguró el 29 de septiembre de 1934 a las 10:30 horas. Al evento acudió el presidente, Abelardo L. Rodríguez y parte de su gabinete, además de una multitud de personas. El director del Palacio de Bellas Artes, Antonio Castro Leal, refirió que la inauguración “era un suceso importante en materia de acción social educativa; no se trataba de inaugurar una casa vacía, sino un taller de trabajo cuya labor no fuera un ensayo sino realizaciones verdaderas del arte nacional y extranjero, ya que el arte es la más elevada forma de educación.”

SIC mx

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