OpiniónSe Tenía que Decir

Morena líquida: ¿Hacia dónde?

Querétaro, Qro., a 05 de mayo de 2020 – Para hablar de liquidez en lo social y no referirnos a capacidad económica, es necesario recordar al filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, aquel que en sus diálogos con Leonidas Donskis creía que el Diablo rondaba por internet, que la figura moderna del Demonio era la web. Que razón tenía. 

Bauman creía que la sociedad se había vuelto líquida, pues lo liquido se escurre, sí nada la contiene fluye, con el tiempo no deja rastro, se consume, se seca, es vital pero se evapora. Bauman veía una sociedad que ya en algún punto no permanecía, fluía de manera inmediata y se evaporaba en acciones efervescentes. 

¿Morena es un partido líquido? El reto de la militancia es que no lo sea, desafortunadamente en el tiempo de existencia que este lleva, sólo se ha permitido administrar elecciones, por supuesto que esto no lo escribo en un sentido negativo, al contrario, es una forma de entender cómo morena desde su formación, no ha tenido tiempo suficiente para solidificar su existencia y mirar en su interior, entre la lucha social y los procesos electorales, morena ha descuidado su casa.  

En Querétaro, por ejemplo, observamos como en el último proceso electoral eran colocadas personas sin considerar su participación ciudadana en temas de los principios o las luchas de morena en distintas de las candidaturas para cargos de elección popular. Nos quedamos mirando como por intereses mezquinos, pocos militantes fueron considerados. Eso ya quedó en el pasado, pero sigue siendo un lastre para el partido más grande de izquierda en la historia de México que no debería ser. La fluidez de morena sólo está determinada por su dirección interna, pues en el momento en el que los cargos, para tener la legalidad y dirección política de nuestro partido están delimitados, genera que la única posibilidad de solidez en nuestro partido sean las ideas que en sentido de eter nos sostienen y nos soportan, algo que se agradece.  

Pareciera increíble, pero después de sobrevivir a la contingencia, parte de las y los mexicanos entraremos a un nuevo proceso electoral, más allá de ciudadanía en general ¿Qué viene para morena? Un nuevo proceso en el cual se tiene que organizar la estrategia y la estructura electoral. ¿Con qué bases? ¿Qué plataforma? ¿Qué militancia? 

Surgen infinidad de incógnitas, pues está de por medio el tiempo. Las y los militantes de morena parecemos dispersos con su singular particularidad en las ideas de lo que significa la representación popular y su aporte para la ciudadanía. En un modelo económico beligerante, la lucha de clases pareciera ser la primera opción, sin embargo, los que estamos en morena tenemos algo muy claro: la lucha de clases debe ser pacífica, hasta ahora. Más allá de la importancia del modelo económico imperante, el diálogo al interior debe ser entorno a los valores y lo que implica vivir en sociedad además de la llamada reforma moral que tanto pregona el Presidente sin caer en el conservadurismo de la derecha que lo único que hace es enaltecer los “valores” en aras de una represiva ideología. Morena tiene la presidencia de México ¿Es suficiente? 

Una de las características de morena, por lo menos en Querétaro es que la militancia se conoce, por lo menos, han marchado juntos, tal vez callados, tal vez gritando consignas, sin embargo, eso no nos ha hecho reconocernos. Tal vez en esa característica es lo que genera que, en la profundidad de nuestro movimiento, exista el sustento para librarse del concepto “líquido”. Es ahí, en el reconocimiento donde comienza a gestarse la verdadera transformación que serviría de motor para consolidar la 4ta transformación. Sí hiciéramos un ejercicio en el que morena no fuese partido político y su objetivo no fuese organizar elecciones cada tres o seis años, encontraríamos la razón de ser de las ideas para después plantearnos como solidificarlas en una realidad tan liquida, pero que en su raíz permanece intacta. 

Hablar de lo intacto de la sociedad no es referir la superficialidad de acciones efervescentes dividida en sectores que se traduce en lo líquido, lo contrario, es que de manera fáctica permanece intacta en sus clases y estructuras lo que nos hace sumergirnos en el paradigma marxista. (no me gusta la palabra clases para determinar lo social sin embargo me permito usarla por el sentido explicativo de la misma) 

Bauman acuñó el concepto precariado, mismo que hace referencia a una condición de inseguridad de toda índole de la vida individual en sociedad. Pues bien, podría ser el precariado el que le dé las bases que le permitan a morena solidificarse y no volverse liquido en esta sociedad. El encuentro con las y los otros al interior de nuestro partido, que transitó de movimiento a partido, debe ser una manifestación de la voluntad transformadora desde lo individual a lo colectivo, en el sentido que el poder político y constitucional serán una herramienta más para la transformación social. Los errores de representantes populares que han transitado por los espacios conseguidos por la marca del partido y no han representado, en un sentido secundario las ideas de las personas que conforman la organización partidaria, no deberían repercutir en la forma que el partido toma.  El partido no debe jamás adecuarse a las y los representantes populares emanados de sus filas pues se entiende que al ser emergentes de morena son conocidos, validados y verificados por la mayoría en su interior por lo tanto son acreedores de llevar la marca de la organización y ejercer sus funciones conforme a la plataforma partidaria, esa validación sólo el tiempo nos la dará. Eso no significa dejar de hacer crítica. 

Las representaciones populares que emanan de nuestra participación democrática, por el bien de todas y todos son desechables, tienen fecha de caducidad de tres o seis años, en ese sentido el partido, con base en sus intereses ideológicos y de sociedad, decidirá si tal o cual persona se le renueva la marca con la que anteriormente fue postulado o postulada, sin embargo, pulir ese mecanismo o proceso es tan sólo uno de los retos que tiene morena para poder lograr consolidar una fuerza social capaz de representar a las mayorías ciudadanas. Eso, sólo en lo inmediato. 

El efímero transitar de las y los representantes populares se desvanece como lo liquido sin embargo el partido permanece. El sentido de permanencia recordando un poco el texto de “La Condición humana” de Hannah Arendt, es que el partido estará en lo social no en un sentido estático, al contrario, en movimiento, sin caer en la confusión de un partido como movimiento social. El concepto movimiento al hacer referencia a un cambio de forma o de lugar nos da la pauta para pensar lo que muchos han usado al interior de nuestro partido como lo es el Partido-Movimiento. Más allá de las demandas sociales nuevas, emergentes, que surgen en los distintos niveles de gobierno, el partido debe conservar su permanencia en movimiento en un sentido propositivo para ofrecer plataformas que generen la transformación de esas demandas en algo tangible y adecuado a la sociedad.  

¿Qué pensar como partido? El debate interno del partido debe enfocarse en todo lo social, es decir: qué reformas a los códigos penales pretendemos o tenemos como visión, qué reformas económicas, que reformas civiles, qué reformas educativas, qué reformas hacendarias, qué vialidad queremos, cómo vivir en la ciudad, el campo, el trabajo, la cultura, derechos humanos, la salud  y el arte por referir algunos temas que deben se pensados y discutidos siempre obligándose a llevar la propuesta a las y los ciudadanos. La formación ideológica y política es supra estos temas, pero no por ello deben dejar de ser primordiales para el debate interno.  

El debate y la discusión interna debe prevalecer siempre teniendo mecanismos que permitan el libre flujo de las ideas sin el entorpecimiento de los consensos La plataforma y el territorio es algo que el partido debe tener reconocido, más allá que las plataformas sean cambiantes conforme a la dinámica social, la militancia de un partido se conforma con el nivel de participación tanto al interior del partido, además, conforme a los postulados del partido político. 

El reto más grande de morena es y será no ser un partido líquido.

En opinión de Alberto Jurado.  

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