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Cómo cuidarnos emocionalmente durante la contingencia

Querétaro, Qro., a 01 de abril de 2020 – La contingencia por la pandemia del COVID 19, nos ha impuesto la necesidad de mantenernos en confinamiento en nuestras casas por varias semanas. Si bien ésta puede ser una medida que permita contener la propagación del virus, nos coloca también, en una situación en la que podemos experimentar diferentes emociones y sentimientos que pueden resultarnos perturbadores, así como, acarrearnos algunas dificultades. Específicamente, el confinamiento, con la convivencia forzada y permanente con un grupo limitado de personas, aunque sean nuestra familia, supone consecuencias que tenemos que prever y en su caso solucionar.

En primer lugar, debemos considerar que las personas somos seres de hábitos, costumbres y de ritualidades y que el encierro nos hace interrumpir nuestras actividades acostumbradas y rutinarias, como ir al trabajo, a la escuela, al centro comercial, al centro deportivo, al parque, o reunirnos con amigos y amigas etc. El perder nuestra rutina, nos hace perder también nuestra comodidad, organización, tranquilidad e incluso, nuestra seguridad. Por ello, es importante restituir nuestra cotidianidad, lo que nos permite recuperar nuestro equilibrio y funcionamiento diario. Es muy conveniente que, aunque nos mantengamos confinados a nuestro espacio doméstico procuremos conservar nuestras actividades tan cercanamente como podamos a nuestra vida cotidiana.

Por ello es conveniente:

  • Mantener nuestros horarios y nuestro tiempo de sueño y de la alimentación.
  • Debemos atenernos a los ciclos de la vida diaria. Por ejemplo Igual que hacíamos en días de trabajo normal, cambiarnos la ropa de acuerdo las actividades que desempeñamos en casa, no quedarnos con la ropa con la que dormimos.
  • Continuar, en casa, con nuestro trabajo habitual. Si ello no es posible, podemos leer un buen libro o seguir algún curso “online”.

La pandemia es una situación nueva para toda la humanidad y, además, no hay todavía vacuna ni medicamentos específicos para esa enfermedad, lo que nos provoca miedo, incertidumbre y ansiedad. Esto se puede complicar e incluso agravar, por la situación de confinamiento. Por ello es recomendable:

  • Llevar a cabo una rutina de ejercicio físico en casa. – Alimentarnos e hidratarnos adecuadamente; ello además nos ayuda a mantenernos saludables.
  • Aunque no vayamos a salir de casa, procurar nuestro arreglo personal; vernos bien nos ayuda a sentirnos bien.
  • Procurar que tanto niños como adultos, realicemos al menos, alguna actividad recreativa cada día.
  • En la medida de lo posible, mantenernos en contacto con nuestra mascota, con la naturaleza y con la luz del sol.

Adicionalmente, la información que recibimos en relación con la pandemia, muchas veces suele ser falsa, tendenciosa o alarmista, lo que nos agrega mayor tensión. Por ello:

  • Debemos ser selectivos en la información que recibimos: no hacer caso de información que no sea confiable, por ejemplo, preferir la que difunden las instituciones oficiales.
  • Es conveniente restringir los horarios y la cantidad de información que recibimos: no estar al pendiente de las redes todo el día, menos antes de irnos a dormir.
  • Es especialmente muy importante hablar con los niños, en un lenguaje sencillo, sobre la situación y la necesidad de cuidarnos, a partir de la información confiable de que dispongamos.

El confinamiento nos lleva necesariamente a una sensación de aislamiento y por lo tanto de abandono, por lo que hay que fortalecer nuestras relaciones humanas. Mantener la “sana distancia” no implica distanciamiento afectivo.

  • Las redes sociales y los medios electrónicos pueden ser buenos canales para mantenernos cercanos a las personas que no están presentes físicamente.
  • Podemos llevar a cabo actividades colectivas, por ejemplo en los barrios o en los edificios comunales, que no impliquen contacto físico, (en algunos países la gente se asoma a la ventana a aplaudir o a cantar).
  • Resulta muy conveniente que mantengamos comunicación con personas con las que tenemos confianza para intercambiar opiniones y fortalecer nuestra convicción de que podemos salir adelante.

El miedo debido al confinamiento puede resultar una situación de aislamiento grave para muchas personas, por ejemplo adultos mayores. En algunos países las personas se han organizado para apoyar y dar atención a personas que lo requieran por medio de lazos de solidaridad y de intercambio recíproco, evitando el contacto y manteniendo la sana distancia.

El confinamiento, en la medida en que restringe los intercambios personales, nos lleva a que las personas que viven de su trabajo, (el tendero de la esquina, la señora del servicio doméstico o la persona que hace arreglos o ventas a domicilio), puedan encontrarse en severas dificultades económicas por la suspensión de su trabajo. Debemos ser solidarios y generosos, y apoyar en la medida de lo posible a estas personas:

  • En vez de comprar en las grandes cadenas comerciales, procurar abastecernos de lo indispensable en la tienda del barrio lo cual además nos evita las aglomeraciones.
  • Si tenemos contratada a una persona para el servicio doméstico, permitirle que no acuda a nuestras casas, manteniéndole sus honorarios.

El confinamiento doméstico puede ser oportunidad para la convivencia entre los miembros de la familia, pero también puede ser motivo de conflictos e incluso de violencia. Es importante que se ponga atención a las dificultades que puedan generarse en esta circunstancia:

  • Es conveniente que aparte de los momentos de convivencia, cada persona en la casa tenga su tiempo y espacio personal y se respete la intimidad de todas las personas.
  • La actual circunstancia exige un poco más de tolerancia y de respeto, pero también de compromiso. Una medida muy útil y sana, puede ser la distribución equitativa de las tareas domésticas de acuerdo a las edades y capacidades de cada quien.
  • Pero sobre todo, es indispensable la confianza basada en el respeto y como medio para hablar libre y responsablemente de cómo cada uno está viviendo la situación

Así como la pandemia del COVID 19 es algo nuevo para todo el mundo, las situaciones derivadas del confinamiento lo son también. En consecuencia, podemos pensar o sentir algo que nunca habíamos experimentado.

  • Hay que considerar que algún pensamiento o algún sentimiento, nos puede resultar extraño o incluso nos provoque ansiedad, sin embargo, podría no estar fundado en la realidad, y ser simplemente producto momentáneo de nuestro temor. Por ello tenemos que estar vigilantes de nuestras emociones, atendernos y tener cuidado de nosotras y nosotros mismos y de las demás personas con las que convivimos y con quienes mantenemos comunicación.
  • Por supuesto, en caso de que nuestros sentimientos o pensamientos lleguen a provocarnos una situación de gran ansiedad o que nos ocasionen mucho pesar, es conveniente acudir con un especialista para que nos apoye a salir adelante de nuestro conflicto.

En opinión de Diana Quintero Pérez, psicóloga social, maestra en orientación y facilitación de grupos con enfoque humanista, estudiante del doctorado en psicoterapia humanista y Coordinadora de atención psicopedagógica en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ.

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