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INFORME DEL SENTIDO DE VIDA

Por: Agustín Escobar Ledesma

El informe “Un sentido de vida: la experiencia de búsqueda de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León 2012–2019”, muestra de manera sistematizada la infamia, el terror y la impunidad que vive la sociedad neolonesa desde que nuestro país fuera convertido en una enorme fosa clandestina desde que el expresidente Felipe Calderón declarara la guerra al narcotráfico.

En este documento se encuentra sistematizada no sólo la tragedia que viven los neoloneses en torno a las personas desaparecidas y las fosas clandestinas de aquella entidad, sino que también nos muestra la colosal y asimétrica lucha comunitaria de madres y familiares que preservan la memoria de quienes fueron desparecidos por el crimen organizado y las propias autoridades que se supone, están para proteger a la ciudadanía.

El informe es producto de la intensa labor humanitaria de la Dirección General de Formación e Incidencia Ignacianas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México en apoyo a las integrantes de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL).

La Ibero apoyó a FUNDENL con la sistematización y análisis de la información sobre fosas clandestinas y personas desaparecidas que la organización comunitaria ha recopilado a lo largo de los años, con la finalidad de elaborar un informe conjunto. Fue así así que después de aproximadamente doce meses, se dio a conocer este documento, el cual tiene como objetivo retratar la experiencia de búsqueda del colectivo, desde inicios de 2012 hasta la primera mitad de 2019.

A partir de la declaración de la guerra al narcotráfico, Nuevo León fue una de las entidades más afectadas por la desaparición forzada en México, debido a la estrategia de seguridad implementada por el gobierno federal desde finales de 2006.

De acuerdo a las cifras del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI), entre 2006 y mediados de 2018 fueron reportados 4,572 casos de personas desaparecidas en Nuevo León y, entre 2010 y 2011, las tasas de desaparición de personas de esta entidad fueron más altas que el promedio en el país. Las disputas entre miembros del crimen organizado, la fractura de dinámicas locales entre fuerzas de seguridad estatales y municipales, así como el aumento en la militarización junto con una política de combate frontal, se convirtieron en los principales factores que detonaron la violencia en Nuevo León.

Los hallazgos de restos en Nuevo León se han caracterizado por el nivel de fragmentación de los cuerpos, como consecuencia de ser calcinados en tambos. Más tarde, los restos han sido depositados en fosas clandestinas o pequeños “pocitos” de 10 a 30 centímetros de profundidad, aunque algunos también fueron dejados en la superficie.

Asimismo, las cifras oficiales suelen cambiar respecto al total de cuerpos y restos localizados en fosas. Según los datos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León (FGJE), de donde se obtuvo más información para el informe, en la entidad se han recuperado 699,481 fragmentos de 2009 a enero de 2018. La mayoría de los hallazgos se ha dado en las periferias de la zona metropolitana de Monterrey, donde se ha aprovechado la cercanía a carreteras y brechas con diferentes puntos de salida, así como la utilización de ranchos y terrenos deshabitados.

Es en verdad loable el esfuerzo de la Universidad Iberoamericana el haber realizado este informe en conjunto con las integrantes de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León.

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