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Entre camaleones y golondrinas en Matamoros se rompen mitos.

Por: Andrés Peñaloza Méndez

• Durante 2019 y 2020, Matamoros fue epicentro de paros y huelgas en más de 45 maquiladoras acompañadas con movilizaciones de sesenta mil trabajadoras no obstante este contexto, los temores patronales y de los ideólogos del neoliberalismo se hicieron añicos pues el incremento del 100% en los salarios mínimos no generó el cierre de empresas, despidos, cancelación de inversiones extranjeras y presiones inflacionarias.

• En lo que va del actual sexenio, el salario mínimo respecto al nivel de 2018 casi se triplica: 183.2% versus el 88.6% a nivel nacional. Sin embargo, quedan pendientes para zanjar injustas brechas, el salario mínimo fronterizo es de 312.41 pesos, este representa menos de una tercera parte de aquel pagado en el vecino Texas, situado en el nivel más bajo de salario mínimo en Estados Unidos. En California el salario mínimo es de 15 dólares la hora, en Texas de 7.25.

En diciembre de 2018 en Matamoros estaban operando 110 maquiladoras, empleando a 58,909 personas; para mayo de 2023, se reportaban 113 establecimientos y 65,300 personas ocupadas. Un aumento de 6,391 empleos. Las remuneraciones, las contribuciones a la seguridad social y las prestaciones sociales han crecido: 11.1; 15.1 y 16.5%. Pero también lo hicieron los ingresos de las maquiladoras provenientes del mercado nacional y extranjero por el suministro de bienes y servicios por 8.7 y 2.8%, respectivamente (periodo 2018- 2023mayo).

• Las movilizaciones y el activismo sindical independiente sin duda han contribuido a abrir resquicios para la democracia sindical, las mejoras salariales y en las condiciones de trabajo. Sin embargo, las prácticas camaleónicas del liderazgo sindical para preservar el monopolio cetemista y de otras agrupaciones gremiales del antiguo régimen en Matamoros, revela el gatopardismo aplicado a lo largo de los periodos de alternancias políticas para encubrir la férrea alianza establecida por las empresas privadas y transnacionales con la anquilosada estructura sindical dominante, asumida con total complacencia y cálculo político por las autoridades en turno.

Con la decisión de duplicar el salario mínimo en la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN) en diciembre de 2018, se puso en entredicho uno de los mitos torales del neoliberalismo acerca del daño de las alzas salariales, fuera de la lógica del mercado y sin sustento en la productividad (resbaladizo concepto en boca patronal), para la economía y el bienestar obrero. Esta medida, de inmediato suscito resistencias de la patronal. En particular, en Matamoros, Tamaulipas, donde las trabajadoras exigieron el cumplimiento de compromisos pactados años atrás que indexaban los incrementos de los salarios mínimos a los contractuales. En 2019 estallan, paros y huelgas en más de 45 maquiladoras con movilizaciones donde participan más de 60 mil personas.

Mientras la política de contención salarial, consistente en incrementos por debajo de la inflación o ligeramente por encima de la misma, se prolongaba pari passu al modelo neoliberal durante más de treinta años, el empresariado consentía la indexación de los incrementos a los salarios mínimos con los contractuales, obteniendo a menudo ganancias adicionales a costa del trabajador.

Al cambiar la política salarial e iniciar un proceso de recuperación gradual del poder adquisitivo de los salarios mínimos la patronal se resistió cumplir con determinadas cláusulas de los contratos colectivos de trabajo (CCT) pactados anteriormente; entre ellos la indexación salarial mencionada. Por la presión de la base trabajadora en los años ochenta se negociaron mecanismos para compensar la pérdida del poder adquisitivo de los salarios tabulados. Años después, se añadió el otorgamiento de bonos para compensar mermas salariales.

Al sobrevenir el movimiento 20/32 con resonancia nacional e internacional el ánimo empresarial se puso al borde de un ataque de nervios. Para impedir se extendieran las demandas obreras a otras ciudades maquiladoras los gobiernos fronterizos, dominados por gobiernos de derecha, emprendieron una feroz represión. La corrupción y complicidad de autoridades judiciales e incluso laborales de carácter local para avalar despidos injustificados e imposición de obstáculos para reconocer nuevas organizaciones sindicales mostraron el talante autoritario, oculto en comportamientos camaleónicos, de líderes empresariales, políticos y sindicales.

Pero más allá del conflicto laboral suscitado durante 2019 y 2020, cuyo epicentro fue la ciudad de Matamoros; con atenuada resonancia en otras ciudades fronterizas y protestas de menor intensidad, debe hacerse hincapié que contrario a las afirmaciones neoliberales para construir mitos acerca de los efectos negativos que traería el incremento del 100% en los salarios mínimos, como cierre de empresas, despidos, cancelación de inversiones extranjeras y presiones inflacionarias, esto no ocurrió. Bastaría recordar que en diciembre de 2018 en Matamoros estaban operando 110 maquiladoras, empleando a 58,909 personas; para mayo de 2023, se reportaban 113 establecimientos y 65,300 personas ocupadas.

Un crecimiento en el periodo de 0.5 y 2.1% en dichos indicadores. Las movilizaciones y el activismo sindical independiente sin duda han contribuido a mejorar notablemente las remuneraciones, las contribuciones a la seguridad social y las prestaciones sociales en el periodo: 11.1; 15.1 y 16.5%. Pero también lo hicieron los ingresos de las maquiladoras provenientes del mercado nacional y extranjero por el suministro de bienes y servicios por 8.7 y 2.8%, respectivamente. No es el propósito de este artículo abordar sobre las causas del declive, iniciado a vuelta de siglo, del sector maquilador en esta ciudad fronteriza, algunas de las cuales, originadas por las sacudidas en la dinámica de la economía norteamericana, el recrudecimiento de la violencia asociada al narcotráfico, la descomposición del tejido social y la decadencia de la “clase política” sometida al crimen organizado.

Adicionalmente, las estrategias corporativas optaron por desplazar sus inversiones de una ciudad a otra dentro de la región, particularmente, en Reynosa con un sindicalismo más dócil a la flexibilidad laboral exigida por las empresas, pero también allende el país, ubicándose en países centroamericanos y asiáticos. Retomando las cláusulas contractuales favorables al bienestar obrero suscritas en los años ochenta por el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM), encabezado por Agapito González Cavazos y hoy en manos de Juan Villafuerte Morales, cercano al ex gobernador Francisco Javier Cabeza de Vaca y dirigente de la Federación Regional de Trabajadores de Matamoros (FRTM), afiliadas a la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Los antecedentes gremiales se remontan a los años treinta con la organización de jornaleros en el sector algodonero, actividad que entra en decadencia a mediados del siglo XX. En los años sesenta empiezan a instalarse las maquiladoras y este sindicato obtiene sus primeros CCT. En los ochenta el SJOIIM, de manera aplastante monopoliza la contratación en las maquiladoras y, ante la presión de la base trabajadora, aprovecha el auge del sector para obtener ciertas cláusulas favorables apalancando su arraigo local, cohesión interna y conexiones con la patronal y autoridades para conservar el control obrero y vender una cara benevolente al construir clínicas, escuelas, campos deportivos, colonias y centros de esparcimiento y convenios con universidades para capacitar a los jóvenes como futuros técnicos e ingenieros que sustituirán a los viejos proletarios en las maquiladoras. Algunas condiciones favorables obtenidas en los contratos colectivos se orientan a la estabilidad laboral y la reducción de la jornada de trabajo.

La cláusula de pago de fianza para conformar un fondo que les blinde del golondrinaje; esto es, de cierres súbitos y dolosos de la fuente de trabajo por parte de la patronal, pretendían salvaguardar la indemnización de las personas trabajadoras incluyendo, de ser el caso, la adjudicación de los bienes de la empresa a favor de los trabajadores.

En cuanto a la reducción de la jornada laboral, desde el 15 de noviembre de l983 se establecieron jornadas máximas de 40 horas y fines de semana de descanso; así como, el pago de sueldo íntegro de 56 horas. A pesar de estas conquistas las demandas del movimiento 20/32 las retomó exhibiendo los retrocesos y simulaciones en su cumplimiento con la complicidad de las dirigencias sindicales corporativas. Recientemente, los cierres de las maquiladoras Componentes Universales y Edemsa, ponen en la mira el retorno de viejas prácticas de funestas consecuencias para la base trabajadora, el afianzamiento de cacicazgo sindical y el desprestigio de luchas obreras independientes al imputarles la responsabilidad del cierre de estas fuentes de trabajo toda vez que en ambas empresas se disputó la titularidad del CCT por parte del SJOIIM y del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industria y Servicios (SNITIS), surgido en el marco del movimiento 20/32.

Componentes Universales, cerró sus operaciones el 22 de marzo sin previo aviso afectando a 600 trabajadoras sindicalizadas. La patronal ha estimado en 13 millones de dólares el monto para cubrir las liquidaciones. A más de cuatro meses los y las trabajadoras aún esperan la sentencia de los tribunales federales para lograr solución. Ensambladora de Matamoros (EDEMSA), emulando a los directivos de Componentes Universales, comunica el 6 de julio, a sus 440 empleados (260 sindicalizados y 180 administrativos), el cierre de la planta a través de carteles colocados en las rejas de la planta.

Conclusiones

Analizar la situación gremial en Matamoros permite ponderar el rumbo del nuevo modelo laboral no sólo en el ámbito local sino regional y nacional. Pero sobre todo permite atisbar los resquicios abiertos y aprovechados por la clase trabajadora para alcanzar conquistas que ni siquiera a nivel nacional se tienen, como es la reducción de la jornada de trabajo a 40 horas semanales. Aspecto pendiente de incluir en la Ley Federal del Trabajo. Todavía es incierto si en el próximo periodo legislativo de septiembre de 2023 las y los legisladores federales aprobaran o postergarán de nuevo, ante las presiones de las cúpulas patronales, la cristalización de una conquista obtenida por la clase obrera matamorense hace cuarenta años De igual modo, Matamoros, como el resto de los 43 municipios que conforman la ZLFN, hace añicos el mito neoliberal de los efectos negativos de la mejora salarial. En los años ochenta la clase trabajadora en esta ciudad logró aumentos del 50% y, en lo que va del sexenio obradorista, casi se triplica el salario mínimo respecto al nivel de 2018: 183.2% versus el 88.6% a nivel nacional. (1)

Empero debe advertirse que, a pesar del avance en la recuperación del poder adquisitivo de los salarios mínimos, cuyo monto en la ZLFN, donde se incluye Matamoros, es de 312.41 pesos, este representa apenas el 32% del salario mínimo que se paga en el vecino estado de Texas, situado en el nivel más bajo de salario mínimo en aquel país.  En California el salario mínimo es de 15 dólares la hora, en Texas de 7.25. A mi juicio, el futuro del trabajo en México encuentra en Matamoros un ejemplo interesante pues en diversos momentos, a lo largo de más de noventa años de organización sindical en esa ciudad, se puede apreciar el alcance de las reformas y los cambios ocurridos en las relaciones laborales.

En Matamoros, contra viento y marea se han abierto resquicios de democracia sindical, mejoras salariales y en las condiciones de trabajo, resultado de la organización y movilizaciones dentro y, sobre todo, fuera del sindicalismo de viejo cuño. Sin embargo, las prácticas camaleónicas del liderazgo sindical para preservar el monopolio cetemista y de otras agrupaciones gremiales del antiguo régimen en Matamoros, revela el gatopardismo aplicado a lo largo de los periodos de alternancias políticas para encubrir la férrea alianza establecida por las empresas privadas y transnacionales con la anquilosada estructura sindical dominante, asumida con total complacencia y cálculo político por las autoridades en turno.

(1) Datos correspondientes al periodo: diciembre de 2018 a junio de 2023.

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