“Todavía bailo y me aviento a bailar mis polconas”, dice doña Camila, derechohabiente de Pensión para el Bienestar

Con la música por dentro, a sus 86 años de edad, a doña Camila Castro Gurrola, derechohabiente de la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, en Nazas, Durango, no le duele nada. “Todavía bailo, todavía me aviento a bailar mis polconas”, festeja mientras aviva el fuego de su comal.

Y sí, animada y extrovertida muestra sus mejores pasos y comparte el secreto de su vida para mantenerse sana y feliz. “Portándome bien con la gente ¿Verdad? Y, pues no hacer pleito, no hacer esto ni lo otro, la pura vida”.

Doña Camila narra cómo hace poco, enfermó de gravedad. “Le dije a mi hijo, yo estoy muy mala hijo, llévenme con el doctor; pues nada más se apretaba las manos mi pobre chamaco, le dije yo tengo dinero de lo que nos habían dado hace poco… y nos fuimos, llevaba esa de la presión a 290 y le habló el doctor a mi hijo, le dijo ven, tú mamá viene muy mala, si no se nos logra, quién sabe qué pase.

“Yo peor me puse cuando lo oyi, le dije: ¿Doctor me voy a morir? Dijo no, cómo que se nos va a morir… No, dije, no, yo no me voy a morir ¿Cómo que me voy a morir? Yo hago mucha falta aquí”.

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Frente a su comal, donde coloca la leña para avivar el fuego, doña Camila explica que nunca había recibido ningún apoyo y ahora se siente a gusto. “Yo digo, de mi parte, porque me ha servido mucho, y también a las demás porque aquí en el ranchito somos muy pobres, aquí no hay de que usted le trabaje a una persona y le pague; aquí viven de su trabajo, como mi hijo que anda Sembrando la Vida”.

Dice que antes, “no había nada de eso, no había ni quién le diera a uno una garrita de delantal, los pobres hombres ya traían nada más la pura pretina del pantalón porque eran puros parches, no, antes sufría una muchísimo…

“Ahora, no me creo mucho, pero, digo, de todos modos, pues siente uno a gusto ¿Verdad? porque siquiera tiene un cinquito para comer. Sí, sí se siente bonito, nomás con que no nos lo quiten”.

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“Yo de niña pues no estudie mucho más de sexto, porque pues no tuvimos más para que para estudiar más, nada más llegué hasta sexto… me dediqué a hacer quehacer de cocina, a enseñarme hacer tortillas, hacer una sopita, poner frijoles, todo eso me dediqué, pues nada más, ya crecí y pues a bailar ¿Verdad? ¿Pues qué más?” dice.

SIC mx