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Ganancia presupuestal: sin novedad

Por: Enrique Kato Vidal

A mitad de este año habrá elecciones y, a los pocos meses, se irán las caras conocidas de los funcionarios. Aunque algunos quisieran, no hay garantía de que la transición en el poder ocurra entre militantes del mismo partido político. Esa incertidumbre electoral siembra ideas en ciertos operadores para beneficiar a los candidatos de su partido. Hay muchos personajes con ventaja por manejar grandes sumas de dinero, entre ellos los del poder ejecutivo que controlan los presupuestos multimillonarios del gobierno. En todo el mundo se ha documentado que en época electoral los presupuestos son diferentes a los años sin elecciones. Si bien la necesidad de los servicios públicos no varía con el ciclo electoral, sí se observa que los funcionarios en busca de mayor aprobación y respaldo de los electores redistribuyen los presupuestos para visibilizar más los apoyos y las obras públicas.

Hay dos enfoques que usan los académicos para asociar la situación económica y la probabilidad de ganar en las urnas. Por décadas, en Estados Unidos, un profesor ha elaborado predicciones exitosas de cuál será el partido ganador. Su fórmula consiste en observar si ha habido buenos resultados económicos, como son: baja inflación y crecimiento sostenido (fairmodel.econ.yale.edu). Desconozco si en México haya un ejercicio similar. Lo cierto es que podría aportar información valiosa sobre el tipo de motivación que toman los electores al sufragar. El segundo enfoque es más conocido, se llama ciclo político, y describe cómo los funcionarios usan el dinero público para estimular la actividad económica en los meses previos a las elecciones. A ello dedicaré los siguientes párrafos.

Aquí todo sigue igual, como cuando estabas tú: Cadetes de Linares

Para todos es un misterio el presupuesto público y sus recovecos. Esa magia de cómo se formula y se aprueba el presupuesto está reservada para muy pocas personas, trátese del presupuesto del país o el municipal. Y aún hay menos personas que se encarguen de vigilar y señalar los temas presupuestarios. Ahora, desde la perspectiva de la ciudadanía, nuestra vivencia presupuestal se limita a conocer cada fin de año la aprobación del presupuesto y, salvo esa noticia, no volvemos a tener otra información. Eventualmente, se conoce alguna auditoría o se dan cifras de algunos contratos, pero esas piezas sueltas no ofrecen una imagen real de las finanzas públicas, ni tampoco dan pistas sobre la influencia que pueda lograrse en un año electoral.

Es importante señalar que los presupuestos aprobados no están escritos en piedra. Suelen hacerse modificaciones a lo largo del año en que están vigentes, algunas tan notables que el presupuesto aprobado puede ser irreconocible frente al presupuesto ejercido. Pongo un ejemplo. En 2003, año electoral, en el Municipio de Querétaro se aprobaron $167 millones para pago de personal y $1090 millones de pesos para inversión pública (Fuente: La Sombra de Arteaga). Al cierre de 2003, el Instituto de Estadística (Inegi) reportó que en servicios personales se ejerció 183% más de lo aprobado y 66% menos en inversión. Esas modificaciones, y otras en los siguientes años, se conocen demasiado tarde. Si esos grandes cambios al presupuesto ocurren en año electoral, la información se conoce muchos meses después de que haya terminado el mandato de gobierno. En esos casos, persiste una conducta oportunista de los funcionarios y una nula de rendición de cuentas.

Y gritarte que regresen, pero aquí no hay novedad

Estimado lector, te propongo que desempolvemos la historia de las últimas tres elecciones de gobernador en Querétaro. El propósito es anticipar qué podría ocurrir con el presupuesto en este año electoral 2021. El ejercicio que hice fue observar las diferencias entre lo aprobado y lo ejercido en el municipio más importante del Estado de Querétaro. Elegí al Municipio de Querétaro por tener una población cercana al millón de habitantes, la cual es muchas veces mayor al de los municipios conurbados. Su importancia es tal que el presupuesto aprobado para 2021 es de $4808 millones de pesos. Ese monto es tan elevado que se podría pagar anualmente a cada habitante $5500 pesos, lo equivalente a 40 días de salario mínimo. Esa abundancia de dinero, crea un conflicto de discrecionalidad cuando se hacen excesivos ajustes, ya que el presupuesto se aleja de lo que fue aprobado y dado a conocer a la población.

La historia electoral de 2003 a 2015 es interesante por las alternancias partidistas que ha habido tanto en la gubernatura como en el Municipio de Querétaro. La alternancia en la gubernatura en 2009 fue del PAN al PRI y en 2015 del PRI al PAN. En 2003 no hubo transición partidista: la presidencia municipal, la gubernatura y la presidencia de la República ocurrió en la etapa panista. Sin embargo, en cualquiera de estos tres años electorales, lo que se encuentra al revisar las finanzas públicas es que hay elevados montos que se redistribuyen. Para medir el grado en que cambiaron los presupuestos calculé un índice de disimilitud. El valor encontrado es cercano a 20%, que en cifras actuales significa $1000 millones de pesos del presupuesto municipal que se ejercieron en partidas diferentes a las que fueron autorizadas en los años electorales, lo que equivale al 20% del presupuesto total.

Tanta diferencia entre lo aprobado y lo ejercido revela un desapego a las normas de planeación y aumenta la probabilidad de ejercer de forma ineficiente los recursos públicos. Dado que las necesidades de servicio público son predecibles en gran medida, resultan indeseables tantos reajustes al presupuesto, especialmente cuando esos cambios sólo serán conocidos por la población muchos meses después de haber ocurrido. Desde luego que podría haber explicaciones válidas de por qué ocurrieron esos cambios. En caso de existir, sería importante que se comunicaran públicamente.

Entre tanto, la percepción generalizada es que los cambios al presupuesto del municipio están asociados a una estrategia electoral. Sólo en 2003 habría evidencia de que esos cambios pudieron haber servido. En ese año, el partido político (PAN) del presidente municipal ganó la gubernatura. En cambio, las dos elecciones más recientes no muestran evidencia que los cambios presupuestales tengan ganancia electoral. Tanto en 2009, como en 2015, el partido que ganó la gubernatura era diferente al partido que dominaba el presupuesto del Municipio de Querétaro. Suponiendo que se haya operado electoralmente el presupuesto municipal, no se obtuvo el fruto esperado de conquistar la gubernatura estatal. Esa lección debería ser ampliamente conocida. De otra forma, los funcionarios en turno podrían insistir en inclinar a favor la balanza electoral usando el peso de los millones disponibles en el presupuesto.

SIC mx

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