La continuidad del proyecto de López Obrador: Bertha Luján

Por: Alberto Jurado

En vísperas de las elecciones internas de morena, en el estado de Querétaro, comienzan a moverse las piezas, hay quienes las mueven hacia todos lados, de manera lambiscona, por aquello de no quedarse afuera sí el contrincante gana la interna, en el juego, el proyecto importa un carajo, sólo tienen que salir en la foto con alguien que tenga un poco de poder, ya sea constitucional o poder fáctico, al grado de compartir una mesa con malogrados personajes en la reciente visita del presidente de la bancada de morena en San Lázaro. Una lástima.

Entre descalificaciones de unos y otras que se disputan el poder de la manera más vulgar y al puro estilo de la política que deseamos combatir, en la lejanía de la grilla barata y la politiquería, se encuentra Bertha Luján.

Bertha Luján representa hoy, para miles de militantes la única y primera opción para el próximo proceso interno. En ella están puestas las ideas de una izquierda mexicana que se encumbró en el poder a través de la figura que representa López Obrador. Hoy, apostar por Bertha es la apuesta por la continuidad de un proyecto, el proyecto que comenzó Obrador con la ayuda de miles de mexicanos.

Sin duda morena debe ser dirigido por una mujer, es un compromiso histórico, muy a pesar de las aberrantes acciones de la actual “dirigente” que parecieran salidas de un filme surrealista que han hecho del partido una masa amorfa. Luján carga en su espalda el sindicalismo mexicano en su tránsito por el Frente Auténtico del Trabajo y el activismo social en pro de los derechos laborales, junto a eso, la responsabilidad de transformar lo que es morena en este momento y llevarlo a lo que fue hace algunos años; un movimiento de conjunto, un movimiento en el que los cargos no importaban más que el ideal de arrancar de las entrañas del país el neoliberalismo. Un movimiento que marchaba por los miles de desaparecidos, en repudio a los aumentos de los precios de combustibles, movimiento que se solidarizó con las dolencias del país pues era parte de lo lastimado de nuestra patria.

En el año 2019, morena tiene retos de los que destaco dos y considero Luján Uranga puede ayudar a consolidar:

El primero de ellos tiene que ver con el orden moral al interior del movimiento y sus principios. Un partido que no deja de crecer y no cuenta con mecanismos de contrapoder (la CNHJ al interior no es un contrapoder sino un órgano con características burocráticas que debe transitar a un verdadero órgano defensor) al interior tendrá una tendencia a lo burocrático. Una característica de lo burocrático es la subordinación, la obediencia al mandato por jerarquización fáctica. Morena, sí pretende seguir en movimiento, una vez realizada la transición interna, buscaría los mecanismos de contención que evitarán la acumulación de las decisiones, es decir, frenar el poder desde el mismo poder. La voluntad;

La otra es del tipo gramsciano: ¿Qué reforma cultural requiere nuestro país cuando acaba de transitar a un régimen nuevo que está en construcción?

El arduo trabajo intelectual en el marco de lo moral nos orienta a reformar el orden económico y eso conlleva a un cambio social y cultural de fondo. Morena debe transitar de ser el partido más grande en la actualidad en nuestro país, al partido revolucionario con capacidad de teorizar, proponer y promover el proyecto económico-cultural desde la base militante, las y los simpatizantes, las y los no afiliados, hasta el representante popular que será el último de la cadena y lo plasmará en ley.

Más allá de lo interno, quien aspire la dirección del movimiento está comprometido a comprobar su trayectoria en la izquierda, no es una cuestión de nomenclatura, es una cuestión de continuidad emergente y coyuntural para la izquierda partidaria en México. Hoy más que nunca morena se encuentra en riesgo, requiere regresar al origen y para ello, alguien que haya estado ahí.