Asalto de PáginaOpiniónSin categoríazDestacado

MEMORIA DE LAS RUINAS.

Texto y fotos: Agustín Escobar Ledesma

Los fracturados muros de la exhacienda de San Francisco, son fantasmas atrapados en el polvo de los años; si bien se mantienen en pie, se tambalean ante el paso de las nubes y pareciera que en cualquier momento se desplomarán desde su propia altura cuan largos son, acabando, de esa manera,con los sueños de Gregorio Olvera Ledesma, su antiguo y último propietario, señor de horca y cuchillo quien fuera católico, conservador, imperialista y porfirista.

Gregorio fue hermano del general Rafael OlveraLedesma, quien, a su vez, habiendo sido la mano derecha de Tomás Mejía, fusilado en 1867 en el histórico Cerro de las Campanas, sobrevivió a las batallas contra los liberales, convirtiéndose encacique, hacendado y gobernador queretano, durante la feroz dictadura porfirista, para, finalmente, quien lo dijera, despedirse de este mundo tranquilamente desde su cama, en 1898, en la levítica y conventual ciudad de Querétaro.

Estamos hablando de la época en la que Maximiliano invadió nuestro país para convertirlo en imperio, el segundo, después del de Agustín de Iturbide y, en la Sierra Gorda queretana, el general Tomás Mejía, de profunda sangre otomí, se sumó a la causa perdida del marido de la loca de Miramar, mujer a quien los chinacos republicanos cantaban con fervor: “Adiós mamá Carlota, narices de pelota”.

En aquellos días, la lucha entre liberales y conservadores no tenía tregua, nadie daba ni pedía cuartel, por lo que, mientras unos tomaban el poder por las armas, al poco tiempo eran depuestos de la misma manera, mientras los campesinos, además de soportar el trabajo esclavo de las haciendas de sol a sol, eran reclutados por la leva de uno y otro bando.

Los agustinos

Las ruinas de San Francisco, hacienda construida en el siglo XVIII por la orden de los agustinos, están rodeadas de glorias perdidas, de tiempos suntuosos que no volverán, de hacendados que ahora yacen enterrados en el olvido patrio, mientras los mutilados muros quedaron expuestos al viento, al frío, a la lluvia, a las miradas y a los rumores de su grandeza.

Aunque los agustinos bautizaron la exhacienda con el nombre de San Francisco, en honor a San Francisco de Asís, popularmente este lugar ha sido identificado por propios y extraños con el nombre de La Gata.

Esta hacienda, al igual que la mayoría de las que existen en nuestro país, una vez abandonada por sus dueños, allá por 1922, se convirtió en blanco de sus propios peones quienes, transfigurados en ejidatarios por la Revolución de 1910, la saquearon debido a que representaba el símbolo de una irracional explotación, opresión y esclavitud.

Ni siquiera la otrora suntuosa capilla quedó indemne, a pesar de lo sagrado del lugar, sus enormes y gruesos muros también muestran el deterioro al que fueron expuestos; lo único que conserva en el interior, es un cromo de la Virgen de Guadalupe que los vecinos colocaron al igual que algunas veladoras que honran la presencia de la Patrona de América Latina.

Las antiguas paredes de cal y canto son habitadas por algunas ruidosas gallinas, pastoreadas por un gallo que, orondo, de vez en vez, entona estridentesquiquiriquíes, para que se sepa que es el amo y señor del ruinoso casco.

El Ángel caído

A un costado de lo que fuera el portal de la hacienda, en una choza de carrizo que deja ver sin tapujos la pobreza alojada en su interior, vive un Ángel caído; es un hombre de edad indeterminada, baldado, delgado, de ropa sucia y raída, quien, dada su condición, su nombre se transformó en una broma de mal gusto.

Es un Ángel sin alas quien, balbuceante, trata de explicar el mundo que lo rodea; apenas si puede pronunciar palabra debido a que, las malas compañías que encontró cuando estuvo de indocumentado en Estados Unidos, lo extraviaron y condujeron por un sendero de alucinaciones etílicas,despojándolo de su humanidad y ahora, milagrosamente, sobrevive gracias a la caridad defamiliares y vecinos.

La ruta

Para llegar a las fantasmagóricas ruinas de esta exhacienda, hay que salir de Jalpan por la carretera federal 69, Jalpan-Río Verde y, en el kilómetro nueve, tomar el camino a la pequeña comunidad de El Rayo, conducir por intrincadas y polvorientas veredas de terracería rodeadas de milpas, preguntando por aquí y por allá y, al cruzar el puente sobre el Río Jalpan, que en abril únicamente lleva piedras rodantes, de pronto, ante la vista, aparecen los paredones aquejados de abandono e insolación.

Adosada a uno de los derruidos muros de lo que fuera el granero, está la casa de María Rosa Magareno Briones quien, desde que nació, en 1938, la siniestrada exhacienda es su casa, en la que tiene acondicionada una tienda en la que vende bebidas gaseosas y ofrece el servicio de un sanitario a los escasos visitantes, por unas cuantas monedas.

Memoriosa

Sentada bajo la sombra de un mezquite y de una palma tropical, árboles que crecieron entre los escombros del sitio, esta mujer conserva en su robusta memoria el pasado de su familia ligado directamente al último propietario, antes de que fuera afectado por las huestes zapatistas que, en este lugar también lucharon por tierra y libertad.

Asegura que Gregorio Olvera, eran tan rico, pero tan rico, que fue dueño de noventa y nueve haciendas, que le fueron heredadas por su hermano,el gobernador, porque éste nunca tuvo hijos.

Y es que Rafael fue dueño de haciendas y más haciendas, ubicadas a lo largo y a lo ancho del estado de Querétaro, una de ellas fue la de Torreón, ubicada cerca de Miranda, a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Querétaro; otras estaban dispersas en el Semidesierto y, por supuesto, en la Sierra Gorda queretana.

A sus 87 años de edad, María Rosa, quien en su acta de nacimiento aparece como Ma. Rosa, señala que nunca se casó y que, a pesar de las casi nueve décadas de vida, no es aquejada por ninguna dolencia o enfermedad, condición que, señala, ha de ser porque siempre ha llevado un escapulario de la Virgen del Carmen que la protege de todo mal.

María Rosa es la única habitante de los maltrechos muros y, aunque tuvo tres hermanas y dos hermanos, es la única que sobrevive debido a que todos fallecieron; su hermana mayor, María Consuelo, quien tampoco se casó, murió en 2018.

Por fortuna, señala, la pensión de adultos mayores que recibe del gobierno federal, le ayuda a sobrevivir en el caso, además de la ayuda que le ofrecen algunas de sus sobrinas y sobrinos que viven en Jalpan, quienes la visitan y atienden enalgunas de sus necesidades.

Recuerda con nostalgia cuando en el pasado se podía bañar en casi cualquier época del año en el río Jalpan porque pasaba mucha agua, no como ahora que, durante el estiaje sólo deja ver arena, polvo y un sinfín de piedras.

La madre de María Rosa, quien vida llevó el nombre de Ramona Briones Arvizu, nació en Atarjea, Guanajuato en 1899 y murió en 1982, en tanto que su padre, Anselmo Magareno Paz,oriundo de Lagunillas, San Luis Potosí, vivió más de cien años, puesto que nació en 1902 y falleció en2008.

Menciona que su mamá le decía que no había conocido a su madre porque fue arrancada del seno familiar a los cuatro años de edad, para traerla de Atarjea a esta hacienda de soberbios muros, cuando el hacendado infundía miedo y respeto; aquí creció,trabajó, se enamoró y contrajo nupcias con Anselmo, ordeñador del ganado de la hacienda.

Era la época en la que la hacienda lucía en todo su esplendor y en la llamada casa grande, que tenía dos pisos, vivían los hacendados quienes, muy católicos rezaban en la capilla; aparte estaba el granero y los corrales de las vacas.

María Rosa señala que el único mueble que ella conserva del esplendor de la hacienda, es un pedazo de una mesa redonda de madera en donde Gregorio Olvera, se emborrachaba mientras jugaba a la baraja con sus amigos.

En su memoria, María Rosa, guarda con precisión las fechas de vida y de muerte de cada uno de los integrantes de esta familia que vivió la transición del latifundio a la propiedad ejidal y nuevamente a la privatización de la tierra, a partir de 1992, cuando la propiedad social fue privatizada por Carlos Salinas de Gortari.

La privilegiada memoria de María Rosa, registra el trabajo que realizó su progenitor como ordeñador de la hacienda, después se convirtió en ejidatario, cultivando maíz, frijol y calabaza en la parcela de cuatro hectáreas que le dio el ejido.

La fotografía

María Rosa, conserva una fotocopia de una fotografía en blanco y negro, al parecer del año de 1922, en la que está su madre, Ramona Arvizu y su tía abuela, María de Jesús Briones, quien era la administradora de la hacienda y, como tal, tenía un escritorio en la hacienda porque también, los sábados, se encargaba de entregar la raya de los peones.

En la imagen, la mamá de María Rosa aparece joven, cuando todavía no se casaba, está de pie y vestida de manera elegante para la época, ubicada a un lado de su tía, quien, sentada en una silla, muestra una severa seriedad en el rostro, es un rostro de mujer dura, seguramente acostumbrada a mandar y hacerse obedecer entre los peones.

El paso de los años en María Rosa, no han hecho mella en su memoria, por lo que, conserva nombres y fechas que señala sin mayor esfuerzo. Recuerda que su mamá le decía que desde niña había trabajado en la hacienda barriendo las alfombrasque estaban en las habitaciones de la planta alta.

Don Gregorio y su esposa, que se llamaba Dominga Cabrera, tampoco tuvieron hijos a quien dejarles las noventa y nueve haciendas, incluida la de San Francisco. Sin embargo, las miles y miles de hectáreas de aquellas propiedades, fueron repartidas entre los ejidatarios, quienes hicieron valer la Ley de la Reforma Agraria, surgida de la Revolución de 1910.

Su peso en oro

María Rosa menciona que, en cierta ocasión, don Gregorio fue secuestrado por un grupo de bandoleros, al parecer liberales, quienes exigieron como pago su peso en oro; en aquella época, Alejandro Charlton, un gringo que andaba en estas tierras, se ofreció de mediador entre los plagiarios y la familia del hacendado.

Al parecer, los bandoleros no querían cualquier tipo de oro, por lo que, aunque les ofrecían oro de Inglaterra y de Estados Unidos, lo rechazaban, hasta que les dieron cierto tipo de oro fue que quedaron satisfechos.

Don Gregorio quedó tan agradecido con el gringo, que, en compensación, le regaló la hacienda de San Nicolás Concá, ubicada en lo que ahora es el municipio de Arroyo Seco.

María Rosa señala, así como la tradición oral, que quien tramó el plagio del hacendado, dueño de noventa y nueve haciendas, en realidad fue el propio Alejandro Charlton quien anduvo de insidioso entre los dos bandos para quedarse con la tajada del león.

La carta

María Rosa apoya sus recuerdos de lo que ha sido su vida en los paredones de la hacienda y los refuerza con un manojo de fotocopias de un libro que, dice, se lo prestó al cronista municipal de Jalpan, Roberto Berrones y que jamás regresó a sus manos, a pesar de la promesa.

Otra de las fotocopias que María Rosa Magarenoconserva es la de una carta, de elegante letra manuscrita. Está fechada en la ciudad de Querétaro, el 28 de junio de 1922 y fue redactada por la señora Dominga Cabrera, esposa de Gregorio Olvera, quien la dirigió a María de Jesús Briones, la administradora de la hacienda, a quien le muestra aprecio y confianza, a quien se refiere como “Mi muy estimada Chucha”.

En la misiva le informa el fallecimiento de su esposo, Gregorio Olvera, a quien de cariño le dice “Gregorito”, acaecido en la ciudad de Querétaro, el 22 de junio de 1922, por lo que pide a su administradora y a su familia que recen por el terno descanso de su alma.

Dominga también escribe que siente mucho que a lamamá de Chucha la haya tumbado un caballo, pero que se alegra porque supo que, a pesar de la caída, ya está mejor.

Por otra parte, líneas adelante, haciendo de lado la pena que la embarga, la señora Dominga fija su atención en lo cotidiano, agradeciendo los chicharrones y la manteca que le envió Chucha a su domicilio en Querétaro, casi suplicando que, la longaniza que no le mandó, porque todavía estaba fresca, se la haga llegar en cuanto esté buena.

Al final, Dominga menciona que, espera a Chucha en su casa de Querétaro y menciona que le mandó un género negro para ella y Ramona, despidiéndose con saludos cordiales para la familia.

El engaño

María Rosa, con su voz bajita y suave como el escaso viento que circula entre los abandonados muros, refiere que la señora Dominga ya nunca regresó a la hacienda, porque, unos meses después de la muerte de Gregorio, uno de sus compadres de la ciudad de Querétaro, quien, zalamero le decía “comadrita”, con engaños, le hizo firmar un acta de matrimonio.

Cuando Dominga, a los pocos días se enteró de la artimaña de que estaba casada con quien le decía “comadrita”, cayó en una profunda depresión, falleciendo al poco tiempo, en agosto de 2023 y la persona que la estafó [José L. Mondragón], quedó como heredera universal de las propiedades que en un principio pertenecieron al general Rafael Olvera y después a su hermano Gregorio.

Epílogo

María Rosa Magareno Briones confiesa que a los vestigios que la rodean, llega todo tipo de gente, como aquellos que se han llevado vigas y piedras a quienes no les puede reclamar porque el maltratado casco es propiedad es del Ejido Jalpan; también acuden algunos investigadores, periodistas y curiosos que toman apuntes y fotografías.

A este sitio también van busca tesoros a cualquier hora del día y de la noche, algunos con detectores de metales y otros nada más se guían por el instinto, eso sí, unos y otros hacen hoyos o remueven piedras a diestra y siniestra, en busca del dinero que, durante siglos, corrió a manos llenas en las manos de agustinos y hacendados.

Aunque el lugar, por los muros derruidos, lucen desolados, María Rosa señala que en la exhaciendade San Francisco ella nunca ha visto a ningún fantasma; los únicos que merodean el lugar son los recuerdos de Gregorio Olvera y Dominga Cabrera, quienes fueran los últimos dueños de esta hacienda que llegara a contar con un latifundio de más de treinta mil hectáreas.

SIC mx

Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios