¿Hacia dónde va la economía mexicana?
Por: Andrés Peñaloza Méndez.
El sexenio de López Obrador, registró un crecimiento en torno al 1.1%; inferior al 2.2% del gobierno de Peña Nieto también al del periodo neoliberal salvaje, 1983-2018 (2.3%) y muy alejado del 4% prometido.
Para el 2025, la estimación oficial es de 2 a 3%.
En 17 años (2009-2025) la economía (concediendo un crecimiento del 1.8% al cierre de 2024 y del 3% en 2025) comportaría un desempeño de apenas 2.1%.
Si bien la semiparalización de actividades durante la pandemia fue factor para la caída libre en 2020 (-8.4%), lo cierto es que al año siguiente el rebote casi compensa lo perdido; sin embargo, al no sostenerse sobreviene un trienio de descenso en el ritmo de crecimiento. Reflejo del comportamiento cíclico del capital como ocurrió durante las crisis de la deuda en los años ochenta con la crisis de la deuda y energética; la crisis del 1995 y su efecto tequila, así como el crack económico de 2019.
Para el periodo 2000-2023, de acuerdo con datos del Banco Mundial, el PIB (medido en dólares) de los Estados Unidos, Canadá y México comportó un desempeño promedio de 2.0, 1.9 y 1.5 %, respectivamente. Para el caso de la República Popular de China, su crecimiento promedio, 8.3%, porcentaje muy superior a la zona norteamericana (TLCAN-TMEC)[1].
Sin embargo, si se acorta el arco de tiempo, a los años 2018 (recordar que en marzo de ese año inicia la guerra comercial contra China bajo el primer gobierno Trump) a 2023, se aprecian cambios interesantes, probablemente derivado de los reacomodos proteccionistas de las potencias imperialistas. Los Estados Unidos, mostraron un repunte en su crecimiento promedio (5.8%) y China, ralentiza su dinamismo (5.1%). También Canadá y México, registran alzas significativas: 4.4% y 7.3%.
Pero ojo, estimado lector(a), los datos de este comparativo, procedentes del Banco Mundial, tienen como base precios de 2015 expresados en dólares estadounidense; donde habría factores cambiarios y necesidad de cambio de base que eventualmente deben considerarse. Otra comparación interesante, refiere al tamaño de los PIB de Canadá, México y China respecto al estadounidense. Para 2023 y en el orden mencionado, los porcentajes fueron 7.8%, 6.5% y 65%. Aquí llama la atención, el caso de Canadá: en 2012, su economía era equivalente al 11.2 del PIB de su “primo rico”; notable reducción (de 3.4 puntos). Igualmente, México, redujo su peso (1.2 puntos).
Mientras tanto, China aumentó su magnitud 12.5 puntos, dos tercios del PIB de los Estados Unidos, cuando once años atrás representaba la mitad.
De seguir enganchados a la desgastada y financiarizada locomotora económica estadounidense nuestro país continuará registrando tasas de crecimiento erráticas e insuficientes y desligadas a las necesidades fundamentales de la población trabajadora y del medio ambiente.
De un degradado azul a un panorama poco primoroso que se amarillenta en un trasnochado desarrollismo
De un degradado azul a un panorama poco primoroso que se amarillenta en el oxidado modelo de acumulación neoliberal, ahora humanista desde la óptica del progresismo superficial, donde el gran capital y la oligarquía financiera marcan el ritmo y los pausados giros hacia una suerte de modelo liberal de capitalismo de Estado.
Este capitalismo de cuarta, atrapado en el subdesarrollo y la dependencia estructural, confiere al Estado, el comando de megaproyectos orientado a ampliar mercados y facilitar los masivos intercambios de mercancías. Pero en estas inversiones el capital nacional y extranjero, no están fuera sino directamente participando y garantizando beneficios.
El 23 de noviembre, se dio el banderazo para expansión del puerto de Manzanillo, Colima, en el pacífico mexicano; un proyecto calderonista y que López Obrador rechazo, devastará invaluables ecosistemas y la laguna de Cuyutlán, con su centenaria cooperativa de sal y eje de una identidad biocultural.
Se pretende realizar con una inversión superior a los 63 mil millones de pesos, de los cuales una quinta o cuarta parte será con recursos públicos y el resto de capitalistas nacionales y extranjeros.
Al cierre de sexenio Sheinbaum, se pretende concluir el llamado ‘Puerto Nuevo Manzanillo, Cuyutlán’, abarcando mil 880 hectáreas y, capaz de recibir más de 10 millones de contenedores de 20 pies; esto es más del doble de los actuales desembarcos de contenedores (4 millones al año).
Sustentado en una visión desarrollista, de despojo de territorios y destrucción de ecosistemas el imperativo del crecimiento se impone como condición de prosperidad compartida, donde las migajas, pero sobre todo las consecuencias negativas de la devastación ambiental y deterioro del tejido social, lo dejan a la población y; el resto, el filón de oro, al gran capital que paga generosamente a la burguesía local y regional como también a las aspiracionistas elites políticas.
Cuarto de junto empresarial para el TMEC
El 27 de noviembre la presidenta Sheinbaum, reafirmó el renovado panamericanista de la elite política acorde con los intereses de la burguesía dominante dominada mexicana, al presentar su “cuarto de junto” para la revisión del TMEC y la implantación del llamado “Plan México”, el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (CADERR), conformado por 15 personas representantes de corporativos privados de la alta burguesía nacional, actuando en los sectores: energético; turístico; infraestructura; electromovilidad y automotriz; química; financiero; construcción; dispositivos médicos y farmacéutica; comercio; educación; electrónica; logística; agroindustria; tecnologías de la información; textil; y minería y con quienes, entre otras cosas, están involucrados en las negociaciones de “los aumentos salariales que vienen y todo el paquete de desarrollo económico del país”.
Ese día, la presidenta afirmó su convencimiento acerca de la permanencia del TMEC toda vez que “ayuda a las tres economías y eso lo saben sus empresarias y sus gobiernos”; esbozó también el “Plan México”, diseñado por corporativos y monopolios de la globalizada burguesía nacional, para “fortalecer lo que fabricamos aquí, incluso mucho de lo que importamos de países asiáticos, particularmente de China (…) queremos fortalecer nuestras cadenas productivas y también el comercio con otros países ¿Cuáles privilegiamos? Pues donde tenemos Tratado de Libre Comercio”; destacó, en un claro mensaje hendido en el proteccionismo regional del imperialismo estadounidense.
El CADERR, se encargará de promover distintos proyectos del país que forman parte del llamado “Plan México”, con “Polos de Bienestar”, que incluye la construcción de 100 parques industriales y aterrizar la Estrategia Nacional de Relocalización (Nearshoring).
«Interdependencia» o real independencia al imperialismo
Es evidente que se ha renunciado a realizar cambios estructurales, que inevitablemente lesionarían intereses de la oligarquía y sectores de la burguesía nacional y de los monopolios extranjeros en el contexto de los “tratados de libre comercio” y “acuerdos de promoción y protección de inversiones”; así como, remover los factores de atraso en el ámbito económico y geopolítico contrarios a la soberanía, a los intereses de las comunidades y de la clase trabajadora.
El apremio de la clase dominante y su elite política para validar, de forma satisfactoria sus ideas “progresistas” de “izquierda moderna” es ofrecer una vía, aparentemente más dúctil pero no por ello menos incruenta, que permita conciliar intereses de clase opuestos y en pugna para restar conflictividad y tensiones sociales; esos esquemas superficiales solo existen en el nacionalismo ramplón que tarde o temprano exhibe su hipocresía.
El progresismo superficial rara vez triunfa sobre el “propio interés” de los monopolios y del capital financiero; postergar transformaciones necesarias para la soberanía popular y nacional, la autodeterminación y la sustentabilidad de la vida implica inevitablemente reivindicar el sueño bolivariano de la integración regional del Río Bravo a la Patagonia frente a la renovada versión monroísta del imperialismo norteamericano.
No es la “interdependencia” sino alcanzar la real independencia, abrazando a los pueblos del mundo “y no a una parte de él, contra otra” (José Martí), como se dará continuidad al proceso histórico civilizatorio poscapitalista que exige, entender en primera instancia, como lo señalara el general Lázaro Cárdenas del Río, representante de una genuina tradición nacionalista, que “la fuerza fundamental que bloquea el desarrollo de América Latina es el imperialismo norteamericano. Su estrecha alianza con las oligarquías nacionales, los ruinosos efectos de su penetración económica y cultural (…) causa principal del estancamiento general que prevalece en la realidad latinoamericana”. Añadiría en su discurso en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz de 1961, “La derrota del imperialismo es condición fundamental de cualquier plan de desarrollo para nuestros países”.
Sin un movimiento independiente y combativo de carácter obrero, campesino, comunitario y social en un marco de verdadera democracia política, no se podrá progresar en la organización y unidad de las fuerzas de izquierda no capitalistas y en programas mínimos y máximos diseñados desde lo local comunitario y del proletariado organizado tendientes a desatar las fuerzas productivas para el buen vivir, la defensa y ampliación de los comunes, la solidaridad, la cooperación y la paz.
[1] Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, 1994) y Tratado México, Estados Unidos y Canadá (TMEC, 2020)
SIC mx