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¡Consíguete tu media naranja salarial y no agries el mucbipollo!

Por: Andrés Peñaloza Méndez

“(…) se ha logrado pasar el objetivo de llegar a la línea de bienestar individual, es decir, que a una persona le alcance ese salario mínimo para su canasta alimentaria y no alimentaria (…) Nuestro objetivo será a la línea de bienestar familiar, es decir, que en una familia de cuatro personas donde dos trabajan, esos dos salarios mínimos alcancen para que los cuatro integrantes de esa familia tengan acceso a la canasta alimentaria y no alimentaria (…) Por lo pronto, para el 2025 está alineado con lo que hemos dialogado con el gobierno, en un 12 % que nos permitirá entre el 2025 y después el aumento del 2026, llegar a la línea del bienestar familiar.” José Medina Mora, presidente de Coparmex, el 22 de octubre de 2024.

El jueves 3 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en una de sus primeras mañaneras, señaló que esperaba un incremento al salario mínimo de al menos el 12 % y; a lo largo de su administración, alcanzar el equivalente de 2.5 canastas básicas cuando ahora el salario alcanza para 1.6 canastas básicas.

Las cúpulas empresariales proponen el mismo porcentaje de incremento al salario mínimo para el 2025. ¿Coincidencia con Sheinbaum o nado sincronizado? Ni en la pandemia ni con el desplome de la economía, el aumento fue tan bajo. En 2021 se fijó en 15% y, al siguiente año, en 22%. Evidente retroceso.

El abrazo presidencial a la formula patronal para alcanzar el “salario mínimo del bienestar familiar”; o, para ponernos a tono del lema sexenal: el “salario de la prosperidad compartida”, es juntar los ingresos laborales de las dos “medias naranjas” para poder satisfacer las necesidades de la familia proletaria.

Los tiempos cambian, pero también nos alcanza el pasado.

Cuando el presidente interino, el sonorense Abelardo L. Rodríguez, a la sombra de su paisano y “jefe máximo” Plutarco Elías Calles, decreto el establecimiento del salario mínimo en la república (1934), quien trabajaba era el varón (jefe de familia). Con su salario mínimo debía satisfacer las necesidades de la “ama de casa”, como se describía la ocupación de la esposa; y, la de sus cinco o más hijos e hijas que integraban el núcleo familiar en esa época.

Ahora en esa condición, de cinco a más vástagos, sólo está el 22% de los hogares. En su mayoría pertenecientes a la clase trabajadora.

Si antes, se tenían más del doble de hijos e hijas, entonces ¿por qué quieren que ahora tengamos que sumar los ingresos conyugales, es decir de mi media naranja y la propia, para mantener a nuestros dos críos? Preguntará una joven obrera. ¿No acaso, ofrecieron movilidad social? Con el salario de mi “peor es nada”, éramos pobres, pero al agregar el mío, seríamos clase media (media jodida, diría el añorado Chava Flores).

Ese Abelardo L. Rodríguez, fue militar, con rango de general, gobernador del territorio norte de Baja California y empresario. Siendo secretario de Industria, Comercio y Trabajo, publicó un folleto en 1932, donde propuso partir de un salario mínimo de $4.00 (cuatro pesos). Además, recomendaba ascender paulatinamente los salarios hasta llegar a $1.00 (un peso) por cada hora; es decir, $8.00 (ocho pesos) por jornada de ocho horas.

Sin embargo, por presiones de los patrones, las autoridades se doblegan al igual que los lideres sindicales; y, a finales de 1933, al fijarse el salario mínimo correspondiente al bienio 1934-1935, el monto establecido fue de $1.50 (un peso con cincuenta centavos) en el Distrito Federal. Para el resto de la república, las cantidades fueron en su mayor parte, inferiores a un peso.

Es curioso. El monto formulado por el General Abelardo L. Rodríguez, como secretario de Estado, apuntaba a lo que insistimos en llamar: salario mínimo constitucional (en la época calculado en ocho pesos). Pero como presidente, recula y el primer decreto federal de salario mínimo apenas fue mayor a la tercera parte de lo que había sugerido un año antes y menos de una quinta parte de la meta de ocho pesos. Una situación parecida hoy en día.

Si el tiempo no nos alcanza y los tiempos, en efecto, cambian para mal o para bien, en 2024-2030, podríamos dejar de incumplir, por primera vez en nuestra historia, con el mandato constitucional en materia salarial, cerrando el sexenio con un monto próximo al salario mínimo que se paga en Texas, 7.25 dólares la hora (aproximado a 1,145 pesos por jornada de trabajo de ocho horas) pero todavía muy alejado de los 16.00, 14.35 y 12.00 dólares por hora pagados en los estados de California, Arizona y Nuevo México (equivalente a 2,266; 2,526 y 1,895 pesos, respectivamente, por día de trabajo).

Jefa de familia 1

Mucha historia económica y comparativos, pero dicen que ya nadie gana el salario mínimo.

Jefe de familia 2

No te creas eso. En agosto, se reportaban 22 millones 794 mil 982 personas ocupadas percibiendo “hasta un salario mínimo”. Y en su inmensa mayoría, entre 70 y 90%, no llegan al mínimo legal.

Jefa de familia 1

¡Son muchos!

Jefe de familia 2

Entre 16 y 20 millones de las personas trabajadoras ocupadas, sin ganar el salario mínimo.

Jefa de familia 1

¡Eso pasa por la ausencia de sindicatos y la complicidad de las autoridades laborales con la patronal!

Jefe de familia 2

El 20 de octubre pasado, se constituyó la Asociación General de las y los Trabajadores (AGT), conformada por los sindicatos nacionales de mineros y telefonistas; el sindicato del sistema de transporte colectivo Metro, y del Monte de Piedad, la Conferencia Regional Obrera Mexicana (CROM), las confederaciones Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC)  y de Obreros, Campesinos y Empleados de México (COCEM), dicen, en voz del diputado morenista Napoleón Gómez Urrutia que: “El diálogo con el gobierno y las instituciones es esencial para avanzar en la defensa y la ampliación de nuestros derechos. Queremos tender puentes de comunicación y colaboración que nos permitan negociar y discutir reformas necesarias para garantizar condiciones laborales justas y equitativas para todas y todos. Nuestro objetivo no es confrontar, sino trabajar en conjunto, desde la razón y la justicia, para construir un mejor futuro para la clase trabajadora de México”.

Jefa de familia 1

¿Y qué dijeron del próximo incremento a los salarios mínimos?

Jefe de familia 2

Nada. Callaron como momias. No se posicionaron.

Jefa de familia 1

Pues ya se verá si se pliegan al miserable 12 % del gobierno y de los patrones o logran por lo menos el 22% que se está proponiendo. ¿O se preocuparan únicamente de los salarios contractuales? Ya ves, tú ganabas en 2018, casi 4 veces el salario mínimo y ahora no llegas ni a dos.

Jefe de familia 2

Parece que los topes los movieron de las calles a los salarios contractuales. Mira, estamos ya en el distribuidor de la Concordia. Al pasar el puente, ya me siento de “Iztapalapa para el mundo”. Cierto, no hay playas, ni palmeras y gaviotas, aunque alguna extranjera lo piense, por haber visto el video de los Ángeles Azules con la Natalia Laforcade en el Puerto del Progreso, Yucatán

Jefa de familia 1

Dejamos Los Reyes, Estado de México y “yo quisiera hacerte más feliz” pero nunca es suficiente … menos con el 12 % de aumento al salario mínimo que quiere dar la Sheinbaum y el sindicato, pero no el mío que ni tengo, sino el patronal; ese que llaman Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana). Por cierto, ya empezaron con el petate del muerto de que es inflacionario y podemos tronar la economía si nos aferramos a pedir el 22 % y duplicar los salarios mínimos en las fronteras y en el corredor Transístmico, pero sobre todo por no compartir nuestros salarios para la prosperidad familiar.

Jefe de familia 2  

Estamos por llegar al Cablebús, desde arriba verás las utopías, y si nos organizamos sindical y políticamente igual conseguimos un salario mínimo constitucional y nos aproximamos, aunque parezca que el horizonte se desplaza, a un buen vivir.

 Jefa de familia 1

Y con un suculento mucbipollo para celebrar el día de los y las difuntas ¡muerte al falso salario!

SIC mx

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