Más allá del simplismo mercachifle acerca de China.
Por: Andrés Peñaloza Méndez
La clase dominante dominada mexicana, cada vez que grita: ¡somos soberanos e independientes! hunden al país en una mayor dependencia estructural con la economía estadunidense.
Luego del fracasado modelo bipardidista teleciano, concebido para la alternancia democrática del viejo régimen de Partido de estado, se pasa a un novísimo partido hegemónico con adláteres minoritarios tutti frutti, adecuado a los esfuerzos rejuvenecedores de la senil geopolítica imperialista del vecino del norte.
A inicios de los años ochenta del siglo pasado, países como México, abrazaron los programas de ajuste estructural impuestos por los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, como arietes), seguidamente se aventuraron a la indiscriminada apertura comercial y de inversiones extranjeras acicateando la desnacionalización y transnacionalización oligárquica que lejos de reducir su dependencia respecto a las metrópolis imperiales, la profundizó.
Caso contrario ocurrió, con el sentido y evolución del giro aperturista chino, emprendido en 1978 por Deng Xiaoping (Líder Supremo desde diciembre de 1978 hasta noviembre de 1989), mediante el cual se produce su reinserción al mercado mundial, en condiciones y resultados extraordinarios.
Agotado por la prolongada guerra de liberación nacional iniciada en 1927 -en medio de la cual se produce la segunda invasión japonesa entre 1937-1945- se consigue la victoria en 1949 y se formaliza la proclamación de la República Popular China (RPCh).
El dragón empezó su despertar. Sin embargo, la construcción del socialismo, en medio de turbulencias y guerras, no fue tarea fácil, para el partido comunista chino, fundado en 1921.
Resabios milenarios de atraso en diversas esferas, la destrucción de infraestructura producto de años de guerra, la escasa industria existente y constantes tensiones internas y externas, complicaron la satisfacción adecuada de las necesidades de su numerosa población.
Bajo el liderazgo de Mao Zedong, o Mao Tse-Tung como lo conocíamos hasta los años setenta, tuvo momentos estelares, pero también de fracasos lamentables.
Esas amargas experiencias, han sido paulatinamente reconocidas y asimiladas por el liderazgo chino para hacer de la planeación quinquenal, introducida desde 1953, una práctica de amplia participación y deliberación.
Tres años previos al término del correspondiente plan quinquenal empiezan los trabajos para elaborar el siguiente, con ello se garantizan las discusiones y consultas en un amplio número de instituciones políticas, legislativas, económicas, académicas y, sin excluir al público, se consensuan acuerdos. Esta forma de proceder asegura metas factibles por ambiciosas que sean y contextos complejos, como los años de la guerra fría, los relevos en los liderazgos políticos, las reformas de mercado y apertura, su ingreso a la Organización Internacional de Comercio (OMC) y la posterior guerra comercial estadunidense y occidental, la pandemia Covid-19, entre otras.
Poderío aeroespacial chino
Desde el lanzamiento de su primer satélite al espacio (1970) hasta la exploración lunar (2019 y 2024) la RPCh exhibe su poderío aeroespacial.
Tocar la luna, posarse sobre su lado oscuro. Ese misterioso polo de nuestro satélite natural, debería llamar a la reflexión a la elite política-económica del país y a sus especialistas en desarrollo del subdesarrollo, a abandonar la subordinación al imperialismo yanqui y acoger el multilateralismo como opción. Históricamente, la vecindad con los Estados Unidos nos ha significado la pérdida de más de la mitad del territorio nacional, la succión de nuestras riquezas y; un grosero y permanente intervencionismo en asuntos internos que socavan nuestra independencia y soberanía.
Por ende, es fundamental retomar la integración con Nuestra América; apostar al multilateralismo y replantear la relación con China con visión estratégica, más allá del simplismo mercachifle acerca del gigante asiático, propia de algunos voceros de la burguesía mexicana.
En el marco del foro: Balance económico sobre política industrial y T-MEC, realizado el 20 de julio en San Luis Potosí, el transexenal secretario de hacienda, Rogelio Ramírez de la O indicó que China “Nos vende y no nos compra, eso no es un comercio recíproco. Nuestro país le compra a China 119 mil millones de dólares por año, pero sólo le vende a la nación asiática 11 mil millones de dólares”.
Agregó que “el gobierno estadunidense facilitó la entrada de China a la OMC, lo que ayudó a ese país a incrementar la venta de su producción en el mercado norteamericano, incluyendo a México, así como en el mercado global. Desde entonces, China ha aumentado sus exportaciones mundiales del 3.8% al 14% en tan sólo 22 años, pero esta expansión ha sido a costa de Norteamérica”.
Añadió, que Estados Unidos depende de China para el 16.5% de su importación, Canadá de 13.5% y México de 19.6%. Esta es una situación que ha conducido a un sentimiento de proteger más a nuestras industrias, sentimiento que, aseguró, ha crecido tanto en Estados Unidos como en nuestro país.[1]
En el mismo evento, con la presencia del ejecutivo saliente y la presidenta electa, la secretaria de economía, Raquel Buenrostro (que continuara en la próxima administración como secretaria de la función pública), indicó que la “política que duró desde 1960 hasta la administración pasada que estaba orientada a la maquila, la queremos hacer cambiar”.
Sin aportar datos duros, para evaluar qué tanto se ha avanzado en este sexenio, reiteró los propósitos de la política industrial vigente: “desarrollo de las cadenas de valor con contenido nacional que permite fortalecer y generar mayores micros, pequeñas y medianas empresas; el fortalecimiento de la industria existente; y la competitividad de los mercados nacionales que lleva a robustecer los sectores estratégicos que ya están instalados en México, para hacerlos crecer en su cadena de valor, además del desarrollo regional con vocaciones productivas, que son nuevas inversiones y Polos de Desarrollo Industrial para el bienestar de nuestra población”.
Defendió, la focalización en algunos sectores estratégicos, donde hay más oportunidad de crecimiento, entre ellos, el eléctrico y el electrónico, semiconductores, electromovilidad, dispositivos médicos e industria farmacéutica y la agroindustria. Sectores convenidos en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
También destacó que “la balanza comercial de México con relación a Estados Unidos, es positiva; por cada peso que importa, se exporta dos pesos. En 2023, México se convirtió en el primer socio de Estados Unidos, por encima de China y de Canadá, esto lo coloca en el noveno lugar de las exportaciones mundiales”.[2] Falta nos indiquen el porcentaje de insumos nacionales incorporadas en dichas exportaciones y su evolución en los años del TLCAN-TMEC, para corroborar qué tanto se han extendido las cadenas de valor con contenido nacional y sus efectos multiplicadores con el resto de la economía. Todo apunta empero, a un escaso avance.
Potencia importadora para exportar
Aunque deliberadamente se omite, se sabe que muchas de las compras a China, son bienes incorporados en los productos mexicanos exportados a los Estados Unidos.
Aspecto que suma competitividad y suple deficiencias o ausencia de eslabones con contenido nacional en las cadenas productivas.
El 21 de noviembre de 2023, el presidente López Obrador informó sobre el censo de damnificados provocada por el huracán Otis en el estado de Guerrero: “Ya se terminó el censo casa por casa y resultaron más de 250 mil hogares afectados. Se requiere esa cantidad de paquetes de electrodomésticos. Más de 250 mil estufas, 250 mil refrigeradores, colchones, licuadoras, vajillas y en el mercado nacional tenemos el compromiso de 30 mil”.
Es decir, el empresariado mexicano, sólo se comprometía a cubrir el 12% de las necesidades derivadas de ese censo.
En consecuencia, para abastecer de bienes a poblaciones en apuros como ocurrió en la emergencia provocada por el huracán Otis, hasta el presidente de la república tuvo que hablar con su homólogo chino, Xi Jinping, para conseguir electrodomésticos y otras mercancías, no disponibles en nuestro país.
Pareciera, entonces, que no acabamos de desprendernos de la política orientada a la maquila ahora rebautizada como nearshoring.
Lo que queda claro es que seguir enganchados a la economía estadunidense y a los dictados del mercado es continuar extraviado por los caminos infernales de Dante.
A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado.
(…)
Yo no sé repetir cómo entré en ella
pues tan dormido me hallaba en el punto
que abandoné la senda verdadera.[3]
Decodificar al milenario pueblo chino, nación admirada por el liberal Adam Smith, es imprescindible para tocar el lado oscuro de la luna y alejarnos del dinero criminal (Money, it’s a crime), como dice la rola Dinero (Money) del álbum El lado oscuro de la luna (The Dark Side of the Moon) del grupo británico Pink Floyd.
En todo caso, queda el consejo de Roger Waters: consigue un buen trabajo con más paga y estarás bien (You get a good job with more pay and you’re okay).
SIC mx
[1] Comunicado No. 46 Plan México impulsa un cambio en la política de inversiones: Hacienda. Liga: https://www.gob.mx/shcp/prensa/comunicado-no-46-plan-mexico-impulsa-un-cambio-en-la-politica-de-inversiones-hacienda
[2] México impulsa política industrial orientada en inversiones sostenibles, cadenas de valor con alto contenido nacional y una economía en beneficio del pueblo mexicano. Comunicado, 20 de julio de 2024. Liga: https://www.gob.mx/se/prensa/mexico-impulsa-politica-industrial-orientada-en-inversiones-sostenibles-cadenas-de-valor-con-alto-contenido-nacional-y
[3] Dante Alighieri, Divina Comedia, Infierno. Canto I.