CON EL ALZA A LOS MINISALARIOS SE MANTIENE LA RUTA DE LA RECUPERACIÓN SALARIAL
El 15% de incremento a los salarios mínimos que entrarán en vigor a partir del 1 de enero de 2021 reafirma la ruta de la recuperación del poder adquisitivo de las remuneraciones. El salario mínimo se ubicará en $141.70 en el país y en $213.39 en la Zona Libre de la Frontera Norte. Un aspecto positivo, sin duda. En términos nominales en las últimas tres fijaciones se acumula un aumento del 51%; en términos reales muy probable encima del 40%.
Sin embargo, debe advertirse que el porcentaje es 25% menor a lo conseguido un año antes. Esto entraña el riesgo de iniciar una desaceleración en el proceso de fortalecimiento del poder de compra de los minisalarios. De esta manera, se acota el horizonte de la política de recuperación del poder adquisitivo al grado de no alcanzar ni siquiera lo que se percibe en una hora en los Estados Unidos ni el salario actual de nuestros vecinos del sur.
Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador se involucró directamente en la fijación salarial al proponer públicamente el porcentaje aprobado por voto mayoritario del sector obrero y gubernamental y no por unanimidad como había ocurrido años atrás, sería pertinente se reexamine y, eventualmente reconsiderar, el objetivo-meta delineado por el sector Trabajo y Previsión Social del gobierno que ubicó en 172 pesos el monto del salario mínimo para 2024. Una cantidad alejada al mandato constitucional. Aun aceptando la propuesta patronal para establecer en 214 pesos el salario mínimo al final del sexenio este quedaría ligeramente abajo del actual salario mínimo en Guatemala y apenas 55% de lo que un trabajador o trabajadora gana en una hora en Estados Unidos.
Un objetivo tan bajo para el salario mínimo al término de la presente administración alienta las presiones de los sectores conservadores, particularmente del lado patronal, como ha ocurrido en la presente fijación salarial para ralentizar el alcance de la recuperación del poder de compra obrero y avanzar en un desarrollo con bienestar.
Medio siglo después el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, cede a los cuestionamientos que desde fuera y dentro del gobierno se acrecentaron en los dos últimos años para fijar los salarios para las personas trabajadoras del hogar y jornaleras agrícolas, situándolos en $154.03 y $160.19, respectivamente. Cantidades muy inferiores a los rangos propuestos por las organizaciones sociales, civiles, sindicales y de especialistas; de 248 a 500 pesos para trabajadoras del hogar y de 300 pesos para jornaleros. Es decir, se opta por montos con los cuales se salda parcialmente este pendiente. Para no dejar la impresión de que dichos salarios profesionales se definieron con veleidad valdría la pena que el Consejo de Representantes se plantee desde ahora una próxima revisión que desvanezca cualquier dejo discriminatorio y con justicia y altura de miras cubra la deuda social con las más de cinco millones de personas trabajadoras del hogar y jornaleras agrícolas.
El recetario neoliberal prescribe para los momentos recesivos y de crisis, contraer, congelar o aletargar los aumentos salariales so pretexto de proteger empleos y reactivar la dinámica económica. El resultado es el empobrecimiento masivo y la desigualdad de ingresos. En coyunturas disruptivas y de transformación como acontece en México lo recomendable es justamente lo contrario. Emprender una política salarial de avanzada, como lo hizo China y otras naciones emergentes, bien articuladas con estrategias de innovación tecnológica y desarrollo industrial tendientes a fortalecer encadenamientos endógenos con el propósito de robustecer el mercado interno, alentar el consumo y la creación de empleos decentes conduciendo la reactivación económica hacia un desarrollo con bienestar.
SIC mx
*Andrés Peñaloza Méndez, es doctor en Economía y maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actual presidente de Bia`lii, Asesoría e Investigación, A.C