UN DÍA DE TRABAJO DEL DR HERRERA
Por: Agustín Escobar Ledesma
Todavía está oscuro. Son las seis de la mañana y pareciera que el doctor Gilberto Herrera Ruiz, coordinador de programas federales de la Secretaría de Bienestar en Querétaro, pasó la noche en su oficina, porque ya está listo para emprender el trayecto en una camioneta a los municipios de Arroyo Seco y Tolimán, para supervisar la entrega de apoyos a los adultos mayores, discapacitados y La Escuela es Nuestra (LEEN). También están preparados los integrantes de su equipo de trabajo, Bere, Víctor e Israel.
Después de recorrer las ene número de curvas de la Sierra Gorda queretana, alrededor de las nueve veinte de la mañana, arribamos al auditorio municipal de Arroyo Seco, en donde los adultos mayores reciben dinero en efectivo bajo la mirada vigilante de algunos integrantes armados de la Guardia Nacional.
En el lugar también está un grupo de servidores de la nación que se dividen en dos equipos para entregar los apoyos a las personas de la comunidad de Sanguijuela que no pueden desplazarse. Herrera Ruiz supervisa la entrega a familiares de discapacitados y adultos mayores por lo que camina por las polvorientas y calurosas brechas de terracería de la comunidad.
Después vamos a la escuelita de Sanguijuela que cuenta con diez alumnos para supervisar al comité de padres de familia (que en realidad es comité de madres de familia, porque los hombres salen a trabajar y retornan los fines de semana). Las jóvenes mujeres tienen en una cartulina el informe gráfico del empleo de cada centavo. De los 150 mil que les fueron entregados por el programa, utilizaron la tercera parte y Herrera Ruiz les pregunta si no utilizarán el resto para llevarlo a otra escuela y la mujeres acuerdan emplearlo en el mejoramiento de los baños del plantel.
La siguiente actividad es en la escuela de El Salitrillo, perteneciente a la delegación de Concá, sitio al que el doctor Herrera atestigua la creación del comité de madres de familia que se inscribirán en el programa LEEN, para solicitar presupuesto para acondicionar los baños y para un arcotecho. Herrera Ruiz les señala que el dinero que recibirán ellas mismas lo administrarán y no el director del plantel o las y los profesores. También les dice que ninguna autoridad estatal o municipal podrá impedirles el mejoramiento de la escuela y que retornará para supervisar los avances o la conclusión de los trabajos.
La siguiente parada es en la escuela de Las Trancas, de la misma delegación subtropical de Concá. Ahí la conformación del comité de madres de familia se hace bajo el arcotecho y las mujeres, alrededor de diez, eligen y conforman el comité con una presidenta, una tesorera, una secretaria y dos vocales, tal y como lo marcan los lineamientos del programa.
Se les hace énfasis en que ellas decidirán el uso de los recursos públicos que les serán entregados, que nadie más que ellas lo podrán decidir y hacer porque quedarán en sus manos y, al final tendrán que rendir cuentas de cada centavo y señalan estar de acuerdo.
Para estas alturas del trabajo de campo, ya casi son las dos de la tarde y el sol y el hambre arrecian cada vez más, por lo que la coordinadora de los servidores de la nación de Arroyo Seco invita al grupo a una huerta de mangos para echar taco. Como la siguiente actividad del día será al otro lado de la Sierra Gorda, en Tolimán, el tiempo para los alimentos es reducido y no hay espacio para ocio o el descanso.
Así, después de comer, el grupo emprende el camino para atravesar la Sierra Gorda e internarse en el Semidesierto queretano que es bendecido por un torrencial aguacero. Antes de las seis de la tarde el doctor Herrera ahora está plantado ante un numeroso grupo de madres de familia de El Manantial, Tolimán, comunidad a veinte kilómetros de la cabecera municipal.
A pesar de la lluvia que cayó antes de la reunión para conformar tres comités de sendas comunidades reunidas, El Arte, Tuna Mansa y Adjuntillas, en la telesecundaria de El Manantial, la gente no se fue ni se dispersó y están acompañadas por algunos servidores de la nación que atienden el Semidesierto queretano.
Las mujeres escuchan atentas los beneficios de LEEN y se entusiasman porque sus hijos ya no tendrán que ir a estudiar hasta la cabecera municipal si ellas mismas se comprometen a participar activamente en el proyecto de la construcción de una nueva secundaria porque ellas serán las administradoras de los dinero públicos.
También se animan al saber que los materiales que emplearán serán de la región y la mano de obra, por supuesto pagada, estará a cargo de la gente de la misma comunidad. El asesor técnico que se encargará de la obra señala que un aula que ellas edifiquen les puede costar alrededor de 200 mil pesos y hace una comparación con los costos de los proveedores del gobierno del estado que la misma aula la están cotizando en 600 mil pesos.
Después de la conformación de los tres comités de madres de familia, el doctor Herrera Ruiz todavía tiene ánimo y entusiasmo para supervisar los avances de la obra de lo que será la sucursal del “Banco del Bienestar. El banco de los mexicanos”, ubicado en la cabecera municipal de Tolimán, que casi está terminada, por lo que es probable que la obra sea inaugurada a principios de agosto.
Cuando casi anochece en la ciudad, alrededor de las ocho de la noche, los integrantes del equipo de trabajo, Bere, Víctor e Israel, del coordinador de programas federales de la Secretaría de Bienestar en Querétaro, Gilberto Herrera Ruiz, retornan a las oficinas. Tal vez el doctor se quede a dormir en algún sillón de su oficina porque en los días subsecuentes, hasta que termine julio, le esperan jornadas similares a la de este día, lo que no sería ninguna sorpresa, dado que el día de su cumpleaños lo festejó trabajando.
SIC mx
